José Martí lo dijo y yo quiero reiterarlo en el mismísimo inicio del 2023: “…A un plan obedecen nuestro enemigo: al de enconarnos, dispensarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, mantener a nuestra patria libre. Plan contra plan”.
Son muchos, y peligrosos, los métodos empleados por el imperio en su empeño para regresar a Cuba a los tiempos de la neocolonia, cuando los destinos de esta tierra dependieron solo de la voluntad de gobernantes vernáculos y compañías del Norte que olvidaron al pueblo en sus necesidades más perentorias y estuvieron siempre al servicio del dinero y del poder norteamericano.
Al criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a los cubanos por más de 60 años se suman hoy la invitación a la migración desordenada y una guerra mediática de odios y mentiras que buscan sembrar el desaliento y la división de nuestros compatriotas por todas las vías posibles.
Las redes sociales constituyen un campo predilecto para esa fórmula, en las cuales el enemigo de afuera y su quinta columna aprovechan el dominio mediático para denigrar, ofender, confundir, inmovilizar, sembrar decidía, imponer matrices de opinión y tratar de convertir en vergüenza el orgullo de ser revolucionarios o seguidores de las ideas de Fidel y del comunismo socialista.
El empleo de noticias y titulares sensacionalistas que apelan a la emoción humana, más que a la razón, confunden a muchos que se apuran en dar me gusta y a comentar con saña, sin darse cuenta de que con ello tributan al proyecto destructivo y divisor planteado por la Casa Blanca para la mayor República de Las Antillas.
Los que “odian y deshacen”, como también calificó el Apóstol de la independencia cubana, a quienes tratan de mantener al hombre esclavizado a otros hombres, apelan a cuanto pueda romper la unidad, la cultura y las tradiciones de vida y de lucha de este pueblo, incluso a la religiosidad que lo distingue.
Un ejemplo reciente lo constituyen los cuestionamientos sobre la celebración o no de la navidad y el fin de año en Cuba, la manipulación del tema migratorio, la contingencia electro energética y la politización y el cuestionamiento grosero de un asunto sagrado para muchos creyentes en las religiones afrocubanas, como es “La Letra del año”.
Caer en la trampa de la supuesta buena voluntad del imperio, olvidar su enorme responsabilidad histórica en la complicada situación económica de nuestro país y seguirle el juego, pueden conducir a una catástrofe irreversible y dolorosa para la mayoría de los cubanos.
Estamos a tiempo de impedirlo sobre la base de la resistencia creativa y la confianza en las propias capacidades de superar las deficiencias coyunturales, como sucedió con el déficit de energía eléctrica
Reitero la palabra martiana antes del punto final para este comentario: “A un plan obedece nuestro enemigo: de enconarnos, dispensarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedezcamos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, mantener a nuestra Patria libre”…
“Plan contra plan”…Si queremos de verdad ver libre y prospera a la Patria, y mantener la justicia tan alta como las palmas.