Florida, 29 ago.- A pesar de las enormes carencias y limitaciones económicas de la actual coyuntura que atraviesa el país, la Revolución cubana no renuncia ni un solo segundo al empeño de avanzar en todos y cada uno de los objetivos del desarrollo humano y social, aprobados en los documentos rectores del Partido Comunista y del Gobierno de la nación.
La confianza y el apoyo del pueblo en la búsqueda y consecución de ese propósito constituye un serio compromiso para los revolucionarios del país, para su vanguardia política y gubernamental y para el resto de las instituciones y organizaciones principales con el encargo supremo de llevar adelante, reforzar y defender con eficacia las garantías y aspiraciones dispuestas para la totalidad de los residentes en esta tierra.
La principal batalla de estos tiempos se concentra en proteger, a toda costa y al precio que sea necesario, un modelo de desarrollo social y humano que mostró su valía en los últimos 63 años, como puntal de la más plena justicia, esa que soñaron los padres fundadores de la Patria y por la cual han derramado su sangre todas las generaciones de los cubanos.
Pero en medio de esta lucha por la supervivencia deben acrecentarse la inteligencia, la voluntad y la cooperación intersectorial con el propósito de satisfacer las necesidades siempre crecientes de la población en barrios y comunidades donde vivienda confortable, garantías de alimentación, servicios de agua potable, electricidad, saneamiento, salud y educación, son básicos para mantener la confianza en el camino que forjamos juntos.
Alcanzar la mayor suma de objetivos para el Desarrollo Social y Humano en cada lugar es la meta para conquistar la plena emancipación nacional, esa por la que enfrentamos batallas colosales contra enemigos materialmente superiores durante más de una centuria, y hemos vencido siempre que se ha demostrado la solidez de nuestra unidad, respaldada por la fuerza inderrotable de la verdad y las ideas.