Florida, 20 jul.- En medio de una de las coyunturas más difíciles para el desarrollo socioeconómico del país, Cuba no renuncia a mantener las principales conquistas de la Revolución y el Socialismo, con destaque para la salud, la seguridad social y la defensa de la justicia y los derechos para todos.
El tránsito por la actual contingencia electroenergética sin dudas provoca molestias en la población, pero nunca ha puesto pausa a los procesos de enfrentamiento a la COVID-19 y la vacunación masiva contra esa pandemia, al combate para reducir la incidencia del mosquito y la vigilancia del dengue, o la asistencia médica de urgencia en hospitales de Florida donde cada día nacen niños y se salvan vidas sin distinción de raza, color, sexo o preferencias políticas.
Sin duda es cierto que los apagones son duros y se resienten el calor y la ansiedad durante tal afectación, pero también es verdad que cuando amanece y pasa el disgusto no hay nada tan bello como saludar al vecino en un clima de calma y tranquilidad ciudadana, sin tiroteos en las calles; con los pinos nuevos de camino para escuelas donde no corren peligro y tienen lo necesario para forjarse un futuro, incluso una profesión que les será útil dentro o fuera de este país.
La maldad de ese bloqueo imperialista, que algunos ciegos niegan a ultranza y que estrangula a Cuba,sobre todo en lo económico,no impide tampoco que los jubilados, las embarazadas, las madres empleadas y los trabajadores enfermos en este municipio cuenten con un presupuesto estatal superior a los 219 millones de pesos, como garantía para el pago puntual de licencias, chequeras y pensiones mensuales.
Mientras en otras partes del planeta les retiran a las mujeres el derecho al aborto, aprueban leyes para la tenencia y el porte de armas en la vía pública y se multiplican los asesinatos de campesinos y la disputa por la tierra, en esta Patria cubana, martiana y fidelista se respaldan beneficios y derechos amparados en el Nuevo Código de las Familias, y se mantiene en alto la esperanza de un mundo mejor posible, sin renunciar al humanismo y la solidaridad como principios básicos insustituibles para la supervivencia humana.
No pueden ni deben ser los apagones, ni el precio de algunos productos, ni la incitación al odio con sello made in usa,plantado en las redes sociales, lo que nos haga botar el sofá y destruir una obra que no por gusto es admirada, respetada y defendida incluso por la máxima autoridad de la Iglesia Católica a nivel mundial.
Parafraseando al apóstol José Martí bien podemos decir que… Todo pasa; lo único que perdura es la deshonra de quienes no supieron estar a la altura de su momento histórico.