Una vez más la realidad frente al conflicto ruso-ucraniano, -por no decir del gobierno norteamericano contra Rusia-, nos muestra la cara sucia de un mundo donde la hipocresía, los intereses y la doble moral de los más poderosos se impone por encima de razones y verdades contundentes, arrastrando tras de sí muchas veces, o pisoteando casi siempre, la opinión, los principios y la soberanía del resto de las naciones pobres o dependientes.
Causas y consecuencias aparte respecto al enfrentamiento entre el gobierno títere de Ucrania y la más extensa nación euroasiática, llama la atención ahora mismo la rapidez con que se reunieron el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de las Naciones Unidas para analizar uno, y condenar la otra, la defendible posición de Rusia frente al cerco que pretende implementar la belicosa la Organización de Tratado del Alianza del Atlántico Norte (OTAN) justo alrededor del territorio que más vidas aporto para salvar a Europa del fascismo hitleriano durante la Segunda Guerra Mundial.
Muy poca vergüenza y muy mala memoria tienen aquellos que se ufanan hoy de las sanciones y la “cuestionable” respuesta global contra la operación militar especial rusa en el desarme de Ucrania, incluidos el hipócrita bloqueo de sus medios de comunicación en las redes sociales y el linchamiento de directivos, empresarios y deportistas opuestos a sumarse a la comparsa antirusa de occidente encabezada por Estados Unidos.
Y uno se pregunta ¿hasta dónde puede llegar el cinismo y la inmoralidad de aquellos que se rasgan las vestiduras cuando hablan de libertad de expresión y de oposición a la censura cuando les conviene crear lideres al estilo de Yunior García o Juan Guaidó, por solo citar dos tristes y pírricos ejemplos?
Cabe preguntarse ¿Cuántas veces las Naciones Unidas, junto a la “vegetante y democrática” Europa y otras organizaciones planetarias, se atrevieron a cerrar filas, cuestionar o mencionar siquiera a la Casa Blanca y sus mandatarios cuando estos decidieron iniciar cientos de conflictos y agresiones ilegales y unilaterales que han cobrado la vida de miles y miles de seres humanos en otras latitudes, provocan el desplazamiento de poblaciones enteras y dejan tras de sí una estela de terrorismo, caos y desgobierno, dando siempre la espalda a los reclamos de paz y de concordia de numerosos países?
En una época donde priman la desfachatez y la guerra económica como métodos de presión y dominación imperialista resulta imprescindible interpretar a José Martí: ser culto es el único modo de no ser manipulado; ser culto ahora mismo no es ser un erudito; es dominar la historia, estar informado y buscar la verdad detrás de las imágenes y las palabras; es tener una visión crítica y ejercer la libertad que construimos a lo largo de 60 años, sin alimentarnos de emociones importadas y sin dejarnos confundir por la maquinaria mediática de los que odian y deshacen.
Vladimir Putin y otros dirigentes de aquel país apelaron una u otra vez al dialogo y la comprensión de sus demandas para detener la amenaza y el avance de la las fuerzas de la OTAN sobre su frontera; sin embargo, únicamente un ciego o un sordo desconocen que la decisión estaba tomada desde mucho antes: Washington necesitaba un pretexto para destruir el avance económico de Rusia y era preciso hacerle creer al mundo su desvinculación con el nuevo escenario de guerra creado en Europa.
Es casi la misma política desatada por la Casa Blanca contra Cuba y otros pueblos que no se rinden: la de María Ramos; esa que tira la piedra y fomenta conflictos internos, impone bloqueos y divide naciones, concita la subversión y aplaude la violencia, derriba gobiernos constituidos con respaldo popular y defiende dictaduras. La misma que mientras condena un juicio justo contra delincuentes en Cuba o denigra nuestro proyecto de Código de las Familias inclusivo y humanista, apoya los asesinatos masivos de Israel en la Palestina ocupada.
Como lo pidiera el periodista y luchador antifascista Julius Fucik hace 80 años: ¡Debemos estar alertas ahora más que nunca contra las fuerzas siniestras del fascismo y del neocolonialismo que hoy, bajo el amparo de Estados Unidos y de sus perros falderos, pretenden resurgir e imponerse en diversas partes del mundo!.
