Fidel en Afide-2023

Fidel en Afide-2023

Foto: Archivo de Granma

Una revolución social, con base en la participación popular, incluía la práctica masiva de la Educación Física y el Deporte, cuya génesis y vocación humanista y democrática están en la anticipada mirada de futuro del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz. Justamente sobre esos postulados se asienta la práctica de la actividad física y el deporte en la sociedad de la Mayor de las Antillas, y son esos atributos los que explican su permanencia en el tiempo. Son, por demás, las que muestran al movimiento deportivo nacional como una de las conquistas más notables del socialismo.

Si hoy la Convención Científica de la Actividad Física y el Deporte (Afide) llega a su décima edición, con un cuerpo investigativo robusto, capaz de agrupar a las ciencias aplicadas a esta esfera, desde la metodología del entrenamiento, la sicología, la medicina, las ciencias sociales, la cultura física terapéutica y profiláctica, y la formación profesoral, entre otros saberes, es porque Cuba construyó, desde el mismo prólogo de la Revolución, una verdadera revolución en el deporte.

Aquella estrategia, liderada por Fidel, tuvo su eje central en la adquisición del conocimiento, con el objetivo de preparar el recurso humano que fuera capaz de sostener su idea, expresada el 19 de noviembre de 1961, de que «el deporte va a ser una actividad que se va a popularizar y generalizar hasta una dimensión que posiblemente ahora muchos ni se lo imaginen».

En aquellos primeros años de la década de los 60 del pasado siglo, la Isla recogía una herencia deportiva y de cultura física exclusivista, con poca diversificación y acceso a su práctica, y solo unos 600 profesores que, en su mayoría, salieron del país en ese momento. En 1959, solo el 0,25 % de la población tenía un acercamiento a la educación física. De cómo vivieron ese despertar y de cómo se construyó una potencia deportiva, tenemos la suerte de contar con dos de sus más destacados pioneros: Arnaldo Rivero Fuxá y Lázaro Betancourt.

Rivero Fuxá recuerda que, «en un primer momento, un grupo recibió cursos de instructores para formación técnica, por espacio de seis meses, en los países del ex campo socialista europeo. Luego se escaló en la estrategia, y un segundo colectivo se trasladó hacia esas naciones, pero con la diferencia de que este iba a estudiar la Cultura Física y el Deporte, en cursos de nivel superior. Ahí está el embrión y la génesis del proyecto de Fidel. No tengo duda de que él, desde que pensó y diseñó esta estrategia, tenía en mente la Universidad de la Cultura Física y el Deporte, tal como la conocemos hoy».

Betancourt precisa que, «en ese proceso, José LLanusa Gobel, quien fuera el primer presidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), tenía muy claro el pensamiento de la dirección del Gobierno, concretamente la del propio Fidel. Y eso pasaba por no copiar un modelo de desarrollo deportivo, sino de apropiarse de vastos y valiosos conocimientos para construir un modelo propio. En otras palabras, hacer un traje a nuestra medida».

Por ese largo camino se llegó hasta la construcción de un sistema de ciencia en el deporte cubano, del que Afide es su expresión más concreta, y en consecuencia, reconocerá, en su última jornada, el día 30, la entrega de los premios de Ciencia por la Obra de la Vida.

Tomado de Granma

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