EDITORIAL
Los enemigos de la Revolución no cesan cada día en su empeño de causar daño al pueblo y tergiversar la realidad cubana, en busca de sembrar desaliento y desconfianza en la gente y minar el respaldo mayoritario al sistema político y social defendido aquí por más de 60 años “con todos y para el bien de todos”.
En tal sentido resalta que partir de la frustración provocada por la resistencia cubana frente al bloqueo genocida y las más de 240 medidas aprobadas por la Casa Blanca para recrudecerlo, la nueva estrategia se concentra, ahora mismo, en el empleo de las redes sociales de Internet para sembrar el desconocimiento de la institucionalidad y el orden dentro de la isla, apoyados, casi siempre, en noticias falsas, matrices de opinión desactualizadas y chismes de farándula con impacto emocional.
No sorprenden entonces la desfachatez y falta de sentido común de aquellos que inventan, exageran y publican supuestos hechos delictivos para entronizar el miedo en la población y desacreditar la actividad de control de las fuerzas policiales y del Ministerio del Interior.
Convencidos del alcance y la influencia de plataformas como Facebook y otros canales del ciberespacio en diferentes segmentos y grupos de jóvenes y las personas con menor nivel de información, los ideólogos de la destrucción y su ejército neoplatista, pagado con el dinero de Washington, aprovechan la situación económica de Cuba para culpar al gobierno, sin mencionar los daños de una política imperial que cierra puertas, persigue y complica el desempeño estatal sin importarles el sufrimiento de millones de seres humanos.
El desespero los lleva hasta el extremo de tratar de querer satanizar uno de los deberes más sagrados del pueblo cubano: la defensa de la Patria socialista a través del cumplimiento del Servicio Militar Activo, a la vez que alientan la deserción de los jóvenes y aplauden y ponderan la emigración desordenada, la desobediencia civil y la convocatoria a la violencia y la paralización del país.
Son esos mismos lacayos, y rufianes de quinta columnas incluidos, quienes hacen silencio hipócrita frente a situaciones de muertes y detenciones arbitrarias en otras naciones del mundo, con lo cual demuestran su falso compromiso con la libertad y la justicia que dicen proponer para Cuba.
Aun cuando el llamado entre nosotros sigue siendo a estar alertas; no dejarnos confundir, y mantener la unidad y los principios revolucionarios como escudo poderoso ante calumnias y amenazas es preciso recordarles a los alcohólicos y trasnochados de Miami y del gobierno que los apoya que en Cuba la ingenuidad no tiene cabida.
Conocemos los errores y deficiencias, pero sabemos también cuánto valen la independencia, la soberanía y la dignidad cuando se trata de lidiar con un monstruo de entrañas podridas, cuyas botas de siete leguas han dejado tras sí un rastro de sangre, dolor, odio y destrucción por dónde quiera que han transitado en más de dos siglos de existencia.
Hoy más que nunca, tanto en las redes sociales como en cualquier espacio físico, la respuesta será la misma que heredamos del ejemplo y la visión de Fidel: ¡Patria o Muerte, Venceremos!
Foto: Abel Rojas.