Sancti Spíritus, Cuba, 6 jun.- Un 14 de junio coinciden en el natalicio de dos héroes e historias de rebeldías por la independencia del pueblo cubano Antonio Maceo y Ernesto Guevara de la Serna, a ambos acompañaron ideales, valor, moralidad y principios.
- Por: Raúl García Alvarez
Muchos son los puntos de contacto, en esta ocasión tenemos al Guerrillero Heroico, quien nació en esa fecha pero de 1928, en Argentina, donde mostró desde muy joven su espíritu de rebelde ante las injusticias y los desmanes cometidos contra los pueblos de América. En su interés de conocimientos y aventuras viaja por parte de Latinoamérica.
Médico de profesión, dedicó su vida a la lucha armada por la independencia americana. Cuba fue su patria adoptiva y en las montañas de la Sierra Maestra por su coraje, sacrificio y heroísmo alcanzó el grado de Comandante del Ejército Rebelde.
En medio del auge de la lucha su líder Fidel Castro, en agosto de 1958, firma una orden militar y encomienda al rebelde argentino-cubano la misión de conducir la revolución al mando de la Columna No. 8 Ciro Redondo desde la Sierra Maestra hasta la provincia de Las Villas, así llegó al hoy Escambray en Sancti Spíritus.
Esa hazaña la comparte con el comandante Camilo Cienfuegos y su Columna No. 2 Antonio Maceo, quien por el norte llegaría también al corazón de Cuba, a la zona de Yaguajay.
Ambos derrocharon heroísmo, venciendo y burlando a las fuerzas de la dictadura para dar cumplimiento al plan trazado por el Ejército Rebelde, extender la revolución desde su bastión principal en el oriente cubano. Fueron momentos y acciones que culminaron con la derrota de la dictadora de Fulgencio Batista.
El Che luego del triunfo de la Revolución cubana, el 1ro de enero de 1959, ocupó importantes cargos en la dirección del país pero su espíritu justiciero le ordenó en los sentimientos partir para seguir luchando por la independencia de los pueblos americanos.
Su sueño quedó trunco en La Higuera, Bolivia, el 8 de octubre 1967, pero sus ideales siguen creciendo junto a los de Maceo. Sus historias son lecciones y siguen forjando hazañas y esperanzas más allá de sus tiempos compartiendo una misma historia.
A estos dos paladines los reciben siglos diferentes, 83 años separan sus alumbramientos, pero muchos son los puntos en contacto. Maceo, nació en 1845 en Santiago de Cuba, apremiado por el exilio, recorre naciones de América Latina.
De una familia de patriotas encabezada por Marcos y Mariana, se incorporó a la lucha con poco más de 20 años y desempeña un papel protagónico en las dos grandes guerras por la independencia de Cuba. A solo un año de su incorporación a la Revolución de 1868, su valor y arrojo le valieron el grado de teniente coronel. Genio militar forjado en el fragor del combate, de él decía el Apóstol de la Independencia, José Martí: …”Maceo tiene tanta fuerza en la mente como en el brazo”…
Hizo frente a los españoles cuando querían dar a Cuba una paz sin independencia con la firma del Pacto del Zanjón. Mientras muchos jefes mambises flaqueaban y cedían ante la presión de la metrópoli, la voz del Titán de Bronce se alzó enérgica en la Protesta de Baraguá cuando respondió al Jefe militar español “…No, nos entendemos…”.
Maceo murió peleando por la independencia de Cuba, el 7 de diciembre de 1896, su corta pero fructífera vida se contaba a través de las cientos de acciones militares que lideró para alcanzar la independencia de la mayor de las Antillas. A su muerte se llevó como trofeos de guerra sus gloriosas heridas en combate.
Tomado de Prensa Latina