La Habana, 6 feb.- Sin temor a equivocarnos, los precios y la inflación son hoy en día una de las mayores preocupaciones de los cubanos. La elevación del costo de la vida se ha vuelto un fenómeno cotidiano en todos los rincones del país y, sin importar el producto, el lugar o la calidad de la oferta, los precios siguen una espiral ascendente que muchos se preguntan hasta dónde llegará.
Como reconoció el ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, en la más reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, de enero a octubre de 2022 el precio promedio de la cesta de bienes y servicios calculada por la ONEI creció casi un 29%.
De octubre de 2021 a octubre de 2022, la inflación aumentó casi un 40%.
Esas cifras se traducen en un menor poder adquisitivo de la población y repercuten especialmente sobre los sectores más vulnerables.
Escasez de oferta, costos elevados y una tasa cambiaria informal que se mueve en una creciente espiral especulativa estallan en las tablillas en cada rincón de la Isla.
Meses atrás, el economista José Luis Rodríguez señaló en Cubadebate que la inflación se relaciona con un fuerte desequilibrio entre una demanda solvente y la oferta en el mercado. El fenómeno puede ser provocado por múltiples causas, entre las que resaltan una caída de la disponibilidad de bienes y servicios conjuntamente con un aumento de la liquidez en manos de la población.
Los especialistas apuntan que la contracción en la oferta y una mayor cantidad de dinero circulante provocan la aparición de precios especulativos que nada tienen que ver con las fichas de costos para la generación de los bienes ni con los gastos asociados para su comercialización, algo que se aprecia actualmente tanto en entidades estatales como del sector privado.
Ante los precios al alza, ¿aumentar los salarios es la solución?
A esta pregunta, Gil Fernández respondió que hay quienes pudieran pensar que aumentando la capacidad de compra del salario y las pensiones se resuelve el problema, pero esto solo provocaría una subida de precios si no hay mayor oferta.
En la propia sesión parlamentaria, el también vice primer ministro sostuvo que la inflación es un efecto de la falta de disponibilidad de divisas, la disminución de los planes de producción, el déficit de oferta e indisciplinas asociadas al desvío de recursos, la especulación, la reventa y el enriquecimiento ilícito. Además, hay una inflación importada debido a los precios en el mercado mundial y las encarecidas cadenas de suministros.
Índice de precios al consumidor o el reflejo de la inflación en los bolsillos
Si le preguntas el concepto a Luis Cordero Machado, director de Precios de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), rápidamente lo define: el IPC es un indicador macroeconómico que refleja la inflación, y se obtiene a partir de tres elementos esenciales:
- Una canasta de bienes y servicios
- La ponderación de esos bienes (o sea, importancia de un producto sobre otro)
- Una estructura del gasto final de los hogares
En otras palabras, pudiera decirse que el IPC “permite conocer la variación promedio experimentada por los precios de una canasta de bienes y servicios, representativa del consumo de la población en un periodo determinado”.*
En el caso de Cuba, para calcular el índice se toman como referencia datos de 2010, cuando se realizó la última encuesta nacional de ingresos y gastos en los hogares, que recoge las preferencias –con un periodo semanal, mensual, semestral y anual– en la adquisición de bienes y servicios.
El IPC más reciente publicado por la ONEI indica que en diciembre de 2022 el incremento de precios al consumidor (con respecto a 2010) fue de 270.03%
Las tres divisiones que mayor efecto tuvieron en la variación mensual de diciembre del 2022 fueron las de alimentos y bebidas no alcohólicas (76.59%), restaurantes y hoteles (12.20%) y bienes y servicios diversos (5.31%).
A continuación, mostramos algunos de los precios máximos y mínimos de algunos productos seleccionados en La Habana:
(CubaDebate)