Respetar y asimilar las experiencias de los antecesores

José Martí Pérez, el apóstol de la independencia cubana, defendió siempre a capa y espada el respeto eterno, junto al tributo oportuno, a cualquier ciudadano que hubiese cumplido con su deber social o patriótico de forma honesta y trascendental.

“No hay que tener miedo de honrar a quien lo merece” sentenció Martí, y agregó que “El que no sabe honrar a los grandes no es digno de descender de ellos… Honrar héroes, hace parir héroes nuevos”.

Confieso de inicio que esta reflexión, pendiente en mi agenda desde hace años, salto a primer plano luego de admirar el entusiasmo de un grupo de veteranos, antiguos dirigentes juveniles de varios municipios, al reunirse en Florida por iniciativa y esfuerzo propio para intercambiar aquí con los pinos nuevos de la Unión de Jóvenes Comunistas.

En segundo término, y me duele decirlo, adelanto el tema luego de escuchar a un experimentado profesor, de los llamados MaKarenko y ya jubilado, lamentarse porque, según dijo, por desgracia ahora mismo integra el “Ejército de los olvidados”.

Y es que realmente demasiadas veces y en innumerables espacios, en instituciones laborales y sociales o en las organizaciones políticas y de masas reinan la desmemoria histórica, la apatía y la falta de iniciativa sistemática para rendir tributo a los héroes y combatientes vivos, a los jubilados de cualquier sector o a personas prominentes que son ejemplo para el resto de la población y cuyos valores y principios debieran exhibirse, premiarse y multiplicarse con mayor frecuencia en la actual coyuntura que vive el país.

Yo pregunto ¿Por qué es solo en el mes de abril cuando se rinde tributo colectivo a los héroes de Playa Girón, y cuándo se habló aquí de una convención con los internacionalistas de tantas batallas para mostrar su valía ante las nuevas generaciones?

Por qué no se ponderan, materializan y hacen mucho más visibles los eventos de intercambio entre activistas o líderes veteranos y pinos nuevos de los Comités de Defensa de la Revolución, del activismo sindical, del ámbito deportivo, del magisterio, de la industria azucarera o de la Salud Pública, en fin, de cualquier sector, esfera o actividad que merezca admiración y continuidad.

¿Cuántos en este pueblo conocen personalmente a nuestros Héroes del Trabajo y de cómo llegaron a serlo?

Somos continuidad tiene que ser aquí más que una consigna para las redes sociales y las pancartas de ocasión, porque ser continuadores implica sembrar conciencia a través de la palabra viva y el ejemplo de quienes cargan canas dignificadas por una trayectoria admirable; ser seguidores significa transmitir y asimilar los mejores valores, principios y experiencias que convenzan y enamoren a los jóvenes, que los impulsen a seguir los pasos de sus predecesores y que los aglutinen alrededor de la estrella y los desafíos de la Patria nueva.

Concluyo mis reflexiones con palabras de José Martí, el hombre humilde que juntó su ímpetu independentista con la veteranía de Máximo Gómez y Antonio Maceo, para retomar la senda libertaria iniciada por aquellos, pues como dijo el Apóstol: “En los instantes en que no todos los hombres recuerdan lo que debieran recordar, se alce a mandar y a avergonzar, el obelisco que consagra las virtudes que se nos niegan, ese monumento convidará perennemente a imitarlas…Nadie debe morirse mientras pueda servir para algo”.

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Acerca de Pedro Pablo Sáez Herrera

Licenciado en estudios Socioculturales de la Universidad de Camagüey. Diplomado en Periodismo. Labora como periodista en Radio Florida atendiendo sectores como Salud Pública, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, Trabajo y Seguridad Social, entre otros. Contactos: Twitter: @SanPPZeta Facebook: Pedro Pablo Sáez

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