Jóvenes bailarines dieron vida en Costa Rica a clásicos universales

San José, 30 sep.- Jóvenes bailarines de Cuba, Nicaragua y Costa Rica dieron vida a personajes del gran repertorio clásico universal y de obras creadas para la ocasión, en Gran Gala de Ballet que satisfizo al público que colmó el Teatro Melico Salazar.

El virtuosismo, pese a la juventud, consiguió atrapar anoche a los espectadores que aplaudieron la excelente ejecución de movimientos complicados de Aguas Primaverales, la Escena del Balcón de Romeo y Julieta, el Sétimo Vals de Las Sílfides, o los pas de deux de Esmeralda, Harlequinade y Llamas de París.

De ellos, resaltar el desempeño de las jóvenes figuras y dignos representantes de la escuela cubana de ballet Marcel Gutiérrez y Junior Palma, quienes sobresalieron en las interpretaciones, el primero, de sus personajes en obras clásicas como Romeo y Julieta o Las Sílfides, y el segundo en Esmeralda y Aguas Primaverales.

No menos emoción provocaron en los presentes las expresiones corporales de los bailarines en coreografías de la profesora María MonaKhova en obras como Vals Tiroles, extracto del ballet Soirées Musicales, Paseo y Gadanya (El arte de las adivinas).

También las de la directora de la Escuela de Ballet Clásico Ruso de Costa Rica, Patricia Carreras, Líneas (Estudio Uno) y Metáfora… en el amor (Estudio Dos).

Precisamente, Carrera, en la presentación de la Gran Gala de Ballet escribió que el programa estuvo centrado en mostrar no solamente el nivel técnico de las jóvenes bailarinas costarricenses, sino también su nivel artístico, en el que el público pudo comprobar la versatilidad de un elenco muy joven, pero muy competente.

Carreras subrayó que «tras los duros confinamientos experimentados en los últimos años (por la pandemia de Covid-19), la esperanza de un futuro cultural rico e inspirador llega de la mano de la juventud».

Una juventud, destacó, deseosa de responder al llamado del arte con decidida convicción y claro, con la ilusión con la que los jóvenes responden al llamado no sólo del arte, sino de la vida misma.

Refirió que acompañadas por jóvenes, pero ya experimentados bailarines de las compañías de ballet de Nicaragua y de Cuba, las costarricenses son el fruto de la dedicación, la constancia y el esfuerzo no solo suyo, sino también del comprometido trabajo de sus profesores.

En declaraciones a Prensa Latina, Palma, quien integra el Ballet Nacional de Cuba desde hace un año, resaltó la rica experiencia que significó el intercambio cultural con la escuela rusa, así como compartir escena con bailarinas de Costa Rica.

«Es un ámbito al que no estamos adaptados. Es algo muy lindo porque tienen la técnica de la academia rusa, muy diferente de la cubana. Es una mezcla muy bonita», resaltó el joven bailarín cubano.

De su lado, la también joven figura del Ballet Nacional de Cuba Marcel Gutiérrez, con dos años de experiencia en la afamada compañía cubana, calificó de una gran experiencia y de algo bueno compartir con representantes de otras escuelas de baile, porque se mezclan diferentes técnicas y se logran cosas bonitas.

(PL)

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