Poesía dedicada al Aniversario 100 de la Radio Cubana; por el periodista Pedro Pablo Sáez Herrera.
Cuando Luís Casas Romero
convirtió la realidad
en ondas de eternidad
fue de la radio un pionero.
En Cuba él dijo primero
la hora en su transmisión,
hablo del tiempo, y la acción
lo hizo trascender la historia
y lo puso en la memoria
de la radiodifusión.
Fue aquel 22 de agosto
de hace un siglo exactamente
cuando su voz, transparente,
se multiplicó sin costo.
Desde aquel espacio angosto
de una habitación cerrada
Romero dejo sentada
una tradición que haría
de la palabra osadía
y del sonido radial
una costumbre habitual
pletórica de alegría.
Desde entonces y hasta hoy
la radio aquí se instaló
y nunca retrocedió,
ni dijo nunca «Me voy».
Se enfrentó con su convoy
al cine, al televisor,
al auto reproductor
y al vídeo en cada hogar:
nadie le pudo ganar
y mantiene su esplendor.
No hay ciclón aterrador
que acalle su vocería,
con bobina o batería
la radio sigue adelante.
Con lluvia o con sol radiante,
sin corriente, en una cueva,
en la montaña se lleva
al silencio por delante
y no deja un solo instante
de vestir con ropa nueva.
Noticias, dramatizados,
música y educación
forman la programación
de la radio bien mezclados.
Oyentes de todos lados
sintonizan su dial
como una opción esencial
para acompañar la vida,
dándole la bienvenida
en el núcleo familiar.
Radio Rebelde, Progreso,
Reloj, Radio Habana Cuba,
para que la patria suba
avanzan sin retroceso.
Cadena Agramonte es beso
de la audiencia en Camagüey,
pero en Florida la ley
la escribe nuestra emisora
atractiva y seductora
donde el oyente es el Rey.
Una felicitación
para nuestros fundadores,
para los trabajadores
de la radiodifusión.
Un siglo es buena ocasión
para sentirse orgulloso
de este medio poderoso
que en tiempos de socialismo
condena al imperialismo
y defiende al pueblo hermoso.
Aquel Fidel victorioso
que hablaba desde la Sierra,
sigue vivo en esta tierra
y es de la radio un coloso.
Por él, nuestro paso honroso
con voces de dignidad,
cuidando la libertad
con la verdad como espada,
con la virtud renovada
en dosis de calidad.
¡Qué no se apague la radio,
que se eleve, que se escuche,
que sea de Cuba el estuche
donde los sueños renacen.
Crezcan aquellos que hacen
de este medio una razón,
renueven el corazón
con la luz del centenario
del cubano aniversario
en la radiodifusión.