Florida, 18 may.- El marco de la edición 56 de la Jornada Nacional de Protección contra Incendios debe encontrar espacio significativo de reflexión y control de riesgos en cualquiera de los ámbitos de la sociedad floridana, pero en particular tiene que estar presente en los debates administrativos, sindicales y colectivos del sector agroazucarero del territorio en busca de limitar el impacto de ese flagelo en el accionar de la referida industria.
A estas alturas, cuando la zafra está a punto de cerrar los cortes de caña y la molienda de los centrales,no constituye secreto para nadie la cantidad desmedida de materia prima calcinada o perdida en los campos como producto de las candelas descontroladas o sobrevenidas, queno siempre fueron sofocadas a tiempo y en ocasiones faltó previsión y hasta empuje para detenerlas.
Tales deflagraciones causaron mucho tiempo perdido, excesos en el gasto de combustible, sobregiros en el pago de salarios y desorganización de la contienda, y provocaron pérdidas económicas en todos los eslabones de la cadena, desde las propias unidades cañeras hasta la fabricación del azúcar en los centrales de la provincia.
La jornada Nacional de Protección contra Incendios demanda de los cañero-azucareros un debate crudo, honesto y cauteloso sobre la manera de estar siempre alertas ante las igniciones durante la zafra y en el denominado tiempo muerto; de cómo organizar mejor la vigilancia colectiva y la fuerza humana y logística dispuesta para apagar el fuego en los cañaverales, y de la exigencia y la censura necesarias a los responsables directos e indirectos de las quemas inoportunas.
Azúcar y candela; incendios y economía; descuido y solvencia financiera no son los mejores aliados cuando se quiere, y se espera salvaguardar la existencia de la Industria Azucarera desde la raíz de la caña hasta la bodega de los barcos que la distribuyen por el mundo en busca de divisas para sostener el país.