La Habana.- LA MEDALLA de bronce conquistada en la pasada edición del Campeonato Nacional Femenino de Ajedrez dio a la pinareña Yerisbel Miranda motivos para celebrar, pero a la vez le dejó con sensaciones encontradas.
Escalar al trono de la justa, que organizará Villa Clara entre el 6 y el 18 de febrero próximo, volverá a marcar su ruta. «Siempre es la meta, ganar siempre. La realidad puede ser otra… pero busco el oro siempre».
Así asegura en conversación con JIT, luego de imponerse en la final del Grand Prix Cubano de Ajedrez 2024, disputado con partidas rápidas, una modalidad que confiesa disfrutar mucho.
Yerisbel exhibe título de Gran Maestra otorgado en 2022, es desde hace varios años una de las figuras habituales en la élite del Juego Ciencia en la Isla y su único cetro a nivel nacional entre mayores lo consiguió hace ocho años.
La vueltabajera ha sabido balancear sus pasiones entre las responsabilidades como madre y los compromisos frente al tablero, donde ha cosechado no pocos éxitos. Actualmente transita por un momento ideal de su carrera y lo demostró con los resultados conseguidos en 2024.
¿Cómo valoras el año que recién finalizó?
En sentido general, jugué menos torneos que en el anterior, aunque me fue bien si lo analizo de manera global. En el Continental gané las tres últimas partidas y eso me hizo finalizar en el cuarto lugar, que no esperaba en realidad. El nacional no fue para mí un mal torneo y en la Olimpiada de Budapest tuve quizás el más discreto resultado.
La Olimpiada fue un poco contradictoria. Fuiste la única cubana que jugó las 11 rondas y con 7,5 puntos perdiste más de 20 unidades Elo…
Creo que no se dieron todos los resultados esperados, tuvimos matches con ventajas que no pudimos materializar. Nos falta eso del juego en equipo, porque solo lo hacemos cada dos años y nos falta compenetrarnos.
En lo personal fui preparada para jugar todas las rondas. Soy así, me gusta jugar mucho. Perdí Elo y eso sí me afectó. Creo que en algunas partidas “boté” las ventajas y eso no es bueno.
¿Cuál es la principal diferencia que constataste en Budapest?
Es un torneo al que todos los equipos llegan muy bien preparados. Siento que no es el mismo ajedrez de hace unos años, porque ahí te encuentras con jugadoras de 2 000 o 1 900 de Elo con mucha fuerza práctica, equipos que sobre el papel se ven quizás más asequibles, pero luego no son así…
Ganaste tres etapas del Grand Prix Cubano y luego te impusiste en la final, ¿Cuánto te aporta jugar torneos de rápidas y Blitz?
No soy una jugadora muy teórica, aunque con los años he aprendido más, está claro… pero definitivamente no es mi estilo. Quizás por eso se me dan bien los torneos de rápidas y Blitz. Me da una base también para los torneos de clásicas. Juego mucho en la casa y este ritmo te da la oportunidad de ensayar las aperturas y luego revisar.
¿Qué pudiera ayudar a conseguir un mejor desarrollo entre las mujeres en Cuba?
Hay que buscar la manera de jugar más, sobre todo insertarnos en Europa, aunque en los años olímpicos hay que planificar bien la estrategia, para no llegar agotadas al evento principal.
También pudiera valorarse como variante una mayor participación de las mujeres en los torneos masculinos que se celebran en Cuba. Aunque sean una o dos de nosotras en cada evento, eso ayudará a desarrollarnos. Creo que es esa la principal diferencia con respecto a las mujeres de otros países, ellas juegan en torneos abiertos todo el año.
La federación debe seguir apoyando más a las mujeres en ese sentido, aunque bajen la media del torneo. Siempre habrá que hacer sacrificios, porque si no, será imposible avanzar.
Dentro de pocas semanas vas a enfrentar un torneo nacional por el sistema Suizo, ¿te gusta más el cerrado?
Prefiero el sistema cerrado porque puedes enfocarte desde antes y prepararte para cada contraria. En un Suizo pudiera darse que la campeona no enfrente a todas las principales jugadoras. Así, a veces la “suerte” ayuda un poco, pero de cualquier manera ganará la que lo haga mejor sobre el tablero.
Además, todos los campeonatos nacionales son torneros difíciles, nos conocemos mucho y la fuerza es pareja. Y a eso habría que añadir que somos muy competitivas y combativas… casi no hacemos tablas.
Tomado de JIT