Agosto, 2024.- El municipio de Florida necesita cosechar y acopiar cada año más de 10 mil toneladas de viandas, hortalizas y granos para solventar las demandas alimentarias del territorio.
En los últimos periodos, los resultados oficiales reportaron la contratación de poco más de un 20 por ciento de la referida cifra, en medio de una batalla por ganar contra los desvíos de cosechas, el accionar de revendedores, la falta de esfuerzo y compromiso de un grupo de agricultores y el incremento de los precios a partir de la deficiente oferta de cultivos varios.
Aun cuando las autoridades floridanas proclamaron un crecimiento en la plantación de yuca, boniato y arroz, entre otros, sigue siendo insuficiente lo alcanzado, y demasiados los campesinos y colectivos agropecuarios atrincherados en las justificaciones para incumplir planes y mantener las tierras ociosas.
Sin dudas la falta de combustibles y la sequía constituyeron frenos inmensos para impulsar las múltiples labores que demanda la siembra de alimentos, pero siempre habrá preguntas en el aire ¿Cómo lo hacen aquellos que mantienen los campos cubiertos de plantaciones, mientras que otros, incluso con mayores posibilidades, no entierran siquiera una cepa de plátanos?
¿Cómo se entiende que un solo productor sea capaz de fomentar y cosechar una caballería de maíz, por ejemplo, en tanto una cooperativa, con maquinaria propia y asignaciones de petróleo y de otros insumos no pueda sembrar una sola hectárea de cualquier cosa, aunque fuera solo vergüenza para su autoconsumo?
¿Cuánta diferencia existe entre la honestidad, la exigencia, la voluntad de abrirse paso y la búsqueda de alternativas de unos cuantos, y el descontrol, el robo de los pocos recursos existentes o la falta de compromiso de otros que llevan muchísimo tiempo, demasiado diría yo, como seguidores incorregibles del programa televisivo Vivir del Cuento?
La verdad es dura, difícil, molesta; pero es preciso despojarla de afeites y ataduras si queremos avanzar y salvarnos todos.
Escuelas, hospitales, hogares maternos y de ancianos, jubilados y niños, maestros, médicos y enfermeros, personas enfermas o en situación de discapacidad, y otros muchos que no pueden virarse para la tierra por sus limitaciones y deberes vitales, y merecen tener acceso a una oferta agroalimentaria en cantidad y calidad, a precios razonables.
Por ello, junto a la crítica y la convocatoria a producir más, dirigida a los incumplidores y morosos, las máximas autoridades del Partido Comunista y del Gobierno en Florida impulsan y trasladan, también, el reconocimiento popular para otros que en medio de carencias y limitaciones, no desmayan en su empeño de pensar como país, y como pueblo, en la siembra, cosecha y acopio de cultivos varios en tierras de la comarca.