Kinshasa, 14 jun.- Kivu Norte, en República Democrática del Congo (RDC), vive hoy una situación extrema en medio de combates entre el Ejército y grupos armados, incremento de desplazados y carencia de ayuda humanitaria, y el asesinato de civiles.
La víspera la ofensiva de las Fuerzas Armadas de la RDC contra los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23) en la agrupación de Kanyabayonga, al norte del cacicazgo de Bwito en el territorio de Rutshuru, mantuvo en vilo a los habitantes.
Los militares emprendieron una campaña para recuperar localidades ocupadas por los insurgentes, y si bien han logrado retomar el control de algunas aldeas, lo cierto es que los enfrentamientos no cesan, los desplazados aumentan y en varios lugares se ha interrumpido la entrega de ayuda humanitaria debido a las confrontaciones.
El pasado 10 de junio el coordinador de operaciones humanitarias en la RDC, Bruno Lemarquis, informó el registro de más de 900 mil desplazados entre enero y abril en las provincias de Ituri, Kivu Norte y Kivu Sur, y expresó preocupación por la persistencia de la violencia y el alarmante deterioro de la situación humanitaria.
Al respecto señaló que se corre el riesgo de agravar aún más la precariedad que existe en esos territorios, donde la cifra de refugiados internos se incrementó a más de 5,6 millones, de un total de 7,3 millones en el país.
Lemarquis igualmente llamó la atención sobre el número de víctimas civiles en medio del conflicto que involucra a diversos actores, y mencionó que debido a los enfrentamientos intensos en Kanyabayonga varias organizaciones humanitarias han tenido que suspender sus operaciones allí.
Esto afecta desde la segunda quincena de mayo a más de 45 mil desplazados, acotó, y exhortó a los grupos armados y a quienes los apoyan a que respeten sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos protegiendo a la población civil.
Asimismo, demandó que se garantice el acceso sin trabas de la ayuda y animó al Gobierno de la RDC y la Misión de la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (Samidrc) a que aumenten la coordinación con los actores humanitarios para prevenir cualquier riesgo de incidentes contra los socios y garantizar una mejor protección de los civiles.
El drama de esta provincia del este de la RDC se ha incrementado además, en junio, por la violencia de los ataques de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), un grupo armado asociado al Estado Islámico.
Solo en lo que va de mes en ese territorio alrededor de 100 civiles fueron asesinados por estos rebeldes, quienes atacan en la noche, incendian viviendas, saquean aldeas y capturan rehenes, o simplemente agreden a campesinos durante sus labores.
Estas acciones han sembrado el terror en poblaciones como Beni, donde solo el viernes 7 de junio mataron a 41 personas, según un comunicado del Gobierno de la RDC, que condenó el hecho.
El Ejecutivo transmitió condolencias a las familias de los fallecidos y remarcó el compromiso de continuar la persecución de las ADF y tratar a los heridos en los centros adecuados.
El fin de semana, el comandante de las Fuerzas Armadas de la RDC en el sector operativo Sokola 1 Grand-Nord, general Bruno Mandevu, visitó los pueblos de Masala, Mununze, Kabweki y Masau, víctimas de recientes ataques de las ADF y aseguró a los habitantes que se realizan esfuerzos para llevar la paz a la región.
También la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la RDC, Monusco, envió un equipo compuesto por personal civil y militar, para interactuar con miembros de la comunidad y civiles desplazados afectados por las agresiones de las ADF.
Según la Monusco, más de 700 familias huyeron de sus hogares debido a estas incursiones en marzo y abril, sin embargo, han empeorado desde el 25 de mayo a la fecha.
Tomado de Prensa Latina