Florida, 26 mar.- Al fusionar en un solo cuerpo al grupo de órganos de inteligencia y contrainteligencia existentes en esos momentos en el país son constituidos en Cuba los Órganos de la Seguridad del Estado, escudo protector contra el que se han estrellado planes urdidos para destruir a la Revolución, intentos de sabotajes en instituciones u objetivos económicos, atentados contra los máximos dirigentes y toda manifestación de terrorismo.
Precisamente el 26 de marzo de 1959 las autoridades cubanas descubren un plan para asesinar al Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, organizado por cabecillas contrarrevolucionarios, entre estos el sicario batistiano Rolando Masferrer, quien había hallado refugio en Estados Unidos, y desde allí envió a dos infiltrados a atentar contra el líder cubano en las cercanías del entonces Palacio Presidencial.
La fundación oficial de los Órganos de la Seguridad del Estado ocurrió a escasos tres meses del triunfo del 1ro de enero, pero sus antecedentes y raíces más profundas datan de la segunda mitad del siglo 19, cuando los que conformaron el Ejército Libertador iniciaron la lucha por alcanzar la independencia de Cuba del coloniaje español.
Desde muy temprano los principales jefes insurrectos aplicaron medidas de inteligencia y contrainteligencia y se apoyaron en agentes especiales y células clandestinas creadas con el propósito de obtener la información necesaria para desarrollar la lucha armada contra el ejército español y sus fuerzas, y entre los que más se destacaron por su eficiente empleo figuran, Carlos Manuel de Céspedes y los generales Vicente García, Julio Grave de Peralta y Federico Fernández Cavada.
Medidas de esa naturaleza fueron aplicadas por Fidel Castro Ruz en el curso de los preparativos de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes; por los sobrevivientes de las acciones del 26 de Julio en la prisión de Isla de Pinos; en México durante la etapa preparatoria de la expedición del yate Granma y más tarde en la etapa de formación y desarrollo del Ejército Rebelde y la lucha guerrillera en la Sierra Maestra.
El conocimiento adquirido y las experiencias acumuladas permitieron extender más tarde esta significativa actividad a las nuevas columnas y frentes guerrilleros y tras el triunfo la práctica se consolida con el surgimiento de organismos de seguridad de nuevo tipo salidos de un ejército revolucionario, con la unidad con el pueblo como principal aliado en su tarea.
Desde su fundación los Órganos de la Seguridad del Estado se han nutrido de los más fieles y valientes hombres procedentes del Ejército Rebelde, y de las organizaciones insurreccionales; muchos perdieron la vida en lucha desigual en las filas del enemigo, como Tony Santiago, comandante del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, y el campesino, Alberto Delgado Delgado, el hombre de Maisinicú.
Como ellos, muchos hombres y mujeres, desde el anonimato, permanecen firmes en la insomne labor defensiva de la integridad de la Patria.
