Florida, 23 mar.- Hace ya 210 años que nació en Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey, la poetisa, dramaturga, periodista y crítica literaria, Gertrudis Gómez de Avellaneda y Arteaga, una mujer cuya vida y obra llenó de orgullo a su tierra natal y a toda Cuba.
Conocida como Tula, La Peregrina o La Avellaneda, cuyos méritos literarios se disputan Cuba y España, está enlazada a la evolución del romanticismo español, pero pertenece también a la historia de la Literatura de Hispanoamérica y, sobre todo, de su Patria de nacimiento, donde se hizo mujer e inició su producción intelectual y a la que siempre se sintió ligada, con sentimientos que manifestó en muchas de sus composiciones poéticas.
Poetisa del romanticismo hispanoamericano y precursora del feminismo moderno, por su actitud vital y por la fuerza que imprimió a sus personajes femeninos, Gertrudis Gómez de Avellaneda fue una cubana que, marcada por el dolor, las penas y decepciones ocasionadas por sus desaciertos personales, y los prejuicios y represiones característicos de la época, tuvo voluntad, carácter y entereza.
Escribió poesía, narrativa y teatro y destacó en los tres géneros, e incorporó a sus obras el ambiente caribeño, sentido en Europa como exótico: en Sab, la primera novela antiesclavista de las letras españolas, mostró su compromiso social al condenar la esclavitud y sus secuelas; y su obra toda está signada por sentimientos nacionalistas y de libertad, hace introspección filosófica, toca lo personal y lo público, y aborda los temas de Cuba y el amor.
Gertrudis Gómez de Avellaneda fue una mujer adelantada a su tiempo, valiente y transgresora; “atrevidamente grande” la definió José Martí, quien calificó su verso de “rudo y enérgico” y la valoró, junto a Luisa Pérez de Zambrana, como una de las mejores poetisas cubanas de todos los tiempos.