París, 14 sep.- La Cité Internationale des Arts acogió hoy aquí una muestra de la joven pintora cubana Gabriela Pez, quien propone un acercamiento a la identidad legada por los esclavos africanos y un desafío a los estereotipos occidentales de belleza.
- Fotos: Ileana Piñeiro (FotosPL)
Mediante 11 obras, dos de ellas expuestas en exteriores, la arista responde a su inquietud interior de defender y resaltar la herencia africana, como un regalo que debe portarse y compartirse con orgullo. Este “Open Studio” es el resultado de seis meses de trabajo en París, con la residencia de artes visuales emitida por la Fundación Bernard Grau de la Academia de Bellas Artes de Francia para artistas cubanos, una beca que se otorgó por primera vez, comentó a Prensa Latina en medio del ajetreo generado por colegas y visitantes.
De acuerdo con Pez, su proyecto fue el ganador, ante el desafío de vincular la labor de los candidatos con algún elemento de la cultura francesa.
En ese sentido, explicó que la relación llegó a través de la obra de la escritora guadalupeña Maryse Condé, una reconocida activista y promotora de la historia y la cultura de la madre África. Ella aborda cuestiones como la esclavitud, el papel de la mujer frente al flagelo, los traumas de la herencia del colonialismo y el problema del racismo, lo cual ha sido para mí una fuente de inspiración, al igual que los mitos Yoruba y las historias de esclavos, por ejemplo de los cimarrones que se revelaban contra su condición escapando al bosque, subrayó.
Unas manos negras que sujetan a una paloma blanca, rostros negros que recuerdan que la belleza no es un patrimonio geográfico o impuesto y espíritus camuflados en la maleza, seguramente después de huir de sus captores, ofrecen un mundo de identidad fácil de asumir, creado con talento y depurada técnica.
Respecto al formato, la joven acudió a la acuarela con la utilización de papel industrial teñido con café.
Habitualmente utilizo papel orgánico, que siempre es un reto en cuanto al tamaño, pero aquí incursioné en obras más grandes, por lo que aproveché el papel industrial, teñido con café para buscar matices, manifestó.
Pez consideró muy productiva su estancia en París, por la oportunidad de contactar a curadores reconocidos, expertos y colegas de diversas partes del mundo.
Son puertas que se abren, entre ellas la posibilidad de ser incluida en futuras exposiciones y de desarrollar nuevos proyectos, abundó.
La Fundación Bernard Grau lanzó en 2022 su convocatoria para que cada año dos artistas de la isla pertenecientes a las secciones Pintura y Arquitectura de la Academia de Bellas Artes galas viajen a Francia para impulsar sus iniciativas.
Tomado de Prensa Latina
