Ciudad de Guatemala, 29 ago.- Un grupo de 62 colaboradores de la salud regresa hoy a Cuba tras cuatro años de misión y experiencias impactantes donde los más necesitados en Guatemala, incluida la lucha contra la Covid-19.
En la despedida organizada en la sede diplomática de la isla caribeña en esta capital, el embajador Nazario Fernández evocó al “Comandante en Jefe Fidel Castro, cuyo legado de humanismo, solidaridad y dignidad nos acompaña en cada instante de nuestras vidas”, subrayó.
Resaltó la contribución del líder de la Revolución al desarrollo de la salud en la isla mayor de las Antillas y en muchos países que se han beneficiado de la labor altruista de los profesionales de bata blanca.
“Fidel está en el origen de esta colaboración médica en Guatemala que arribará el próximo 5 de noviembre a su 25 Aniversario”, aseveró el representante diplomático de Cuba en esta nación centroamericana.
La mayoría de ustedes le tocó una estancia más prolongada que lo habitual, estuvieron en la primera fila enfrentando la Covid-19 y otras calamidades naturales, siempre con un gran espíritu y eso lo agradece este pueblo, enfatizó.
“Ustedes echan por tierra las campañas enemigas que pretenden denigrar la cooperación médica de Cuba en el exterior. Ustedes son faro de luz y nuestros mejores embajadores donde quiera que estén”, remarcó el embajador.
En el emotivo acto, a partir del poema Mi bandera de Bonifacio Byrne declamado por el colaborador Odannis Luis Quiñones, a nombre del grupo, el doctor villaclareño Oscar Broche expuso el sentimiento encontrado que les embarga.
Alegría porque regresamos a la Patria con el deber cumplido, con el honor de haber representado al pueblo y a los trabajadores de la salud cubanos, al honrar los ideales de José Martí y de Fidel, explicó el especialista.
También porque dentro de unas horas sentiremos el abrazo del barrio, de la familia, de los compañeros de labor y las más efusivas muestras de cariño y respeto, agregó el galeno, quien desde septiembre de 2019 prestó su servicio en el departamento de Baja Verapaz.
Tristeza porque sentimos que aún la obra iniciada en 1998 no ha concluido, que nos falta por hacer, que dejamos amigos, una tierra agradecida, de gente buena, sencilla, humilde y con un gran corazón, ponderó Broche.
Calificó la colaboración de un privilegio y una experiencia maravillosa, mientras incluyó desde tratar niños desnutridos, embarazadas con alto riesgo, pacientes con fiebre tifoidea complicada, hipertensos mal controlados, entre otras.
La coordinadora de la brigada médica cubana, Mariheta Cutiño, consideró al grupo protagonista de una gesta humanitaria, que “con orgullo y nobleza, atesora escenas épicas, historias que contar”.
Tomado de Prensa Latina