Junio, 2024.- Carolina Rodríguez Suárez fue una destacada luchadora que con el seudónimo de Cubanacán desplegó una significativa labor a favor de la independencia Patria, por lo cual la llamaban La Patriota y José Martí la calificó como El alma de Cuba.
Nacida en Santa Clara el 20 de noviembre de 1825, se incorporó a la lucha revolucionaria casi desde sus inicios, y opuesta a la paz del Zanjón, redobló sus esfuerzos revolucionarios, enviando constantes mensajes al general Carlos Roloff a quien informaba de todos los detalles de lo que acontecía en esa ciudad y en Cuba y convirtió su casa encentro activo de conspiradores donde guardaba los fusiles de un grupo de patriotas que se preparaban para participar en la denominada Guerra Chiquita.
Por una cobarde delación, Carolina Rodríguez Suárez fue deportada a Isla de Pinos; al terminar su tiempo en ese territorio, salió al exilio, donde trabajó como despalilladora de tabaco en Tampa y Cayo Hueso, al Sur de Estados Unidos.
Fue en esa época cuando conoció a José Martí, que trabajaba en la creación del Partido Revolucionario Cubano, y a pesar de los daños y sufrimientos por los que había atravesado, continuó en su accionar por la libertad de su Patria y colaboró con el empeño unitario del Apóstol de la Independencia, para lo cual creó el Club Patriótico Díaz Marcano, en el que realizó una meritoria labor hasta que terminó la guerra.
El 10 de octubre de 1894, durante la celebración de una fiesta patriótica en conmemoración del Grito de Yara los tabaqueros cubanos habían cedido el producto de ese día de trabajo para fondos de la revolución y, donaron, también, parte de su jornal para sufragar una intervención quirúrgica de la vista a la anciana patriota, a lo que Carolina argumentó que, “aunque cegada para siempre cedía la cantidad allí recolectada para su curación, a la adquisición de dichas armas y municiones con que libertar la Patria de todos los cubanos”.
Con su verbo preciso y la justeza de las palabras adecuadas, José Martí escribió de Carolina Rodríguez Suárez: “Con ojos de centinela y entrañas de madre vigila la cubana de setenta años por la libertad, adivina a sus enemigos, sabe dónde están todos los cubanos que sufren, sale a trabajar para ellos en la mañanita fría, arrebujada en su mantón de lana”. ¡Esa es el alma de Cuba!
La patriota cubana Carolina Rodríguez Suárez falleció en Santa Clara el 2 de junio de 1899.