Florida, 16 jul.- La celebración del Aniversario 70 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el próximo 26 de julio, constituye una meta propicia para impulsar tareas tan importantes como la producción de alimentos, la rehabilitación de obras sociales, el intercambio con los jóvenes y la organización de actividades culturales y políticas donde prime el homenaje al Día de la Rebeldía Nacional.
Quienes nacimos y vivimos en este suelo martiano y fidelista nos acostumbramos, desde hace más de 60 años, a festejar esta significativa fecha con todo el júbilo que merece y mantenemos vivo en la mente el recuerdo de movilizaciones a la agricultura, movimientos barriales de limpieza y embellecimiento, competencias entre comunidades, instituciones y colectivos laborales y tributo a los destacados, por solo citar algunas de tantas iniciativas.
Ni siquiera en los duros momentos del periodo especial de la década del 90 dejamos de congratularnos por la conmemoración del Moncada; con el mínimo de recursos, pero con extraordinario entusiasmo supimos mantener vivo el respeto por la historia, la convocatoria entre las masas y la idea de cuánto aportó esa gesta liderada por Fidel Castro al desenlace posterior de la lucha por la independencia y la soberanía de la Patria.
Sin duda alguna, los tiempos cambian y las generaciones transcurren y se nutren de las realidades del presente; sin embargo, nos toca a muchos defender la memoria y la gloria que hemos vivido, insertarla con acciones, y con inteligencia, en la mente de los pinos nuevos, en la conciencia de los desorientados y en la mirada de aquellos que buscan plantar la desmemoria y la inercia en la base principal de la Revolución confirmada por el pueblo que la protege y la sustenta.
El 26 de Julio hay que resaltarlo, ponderarlo, recordarlo y traerlo siempre al presente,no solo para rendir tributo a los más de 100 asaltantes asesinados por la dictadura de Fulgencio Batista, por atreverse a defender la dignidad y la justicia para los humildes, sino también porque fue allí, en el corazón de Santiago, donde comenzó a latir un movimiento que junto a millones de hombres y mujeres buscó un mismo fin: derrocar la infamia y salvar a Cuba de las garras del imperialismo yanqui.
El Asalto al Moncada fue el Baraguá del siglo XX, la forja del liderazgo de Fidel como guía indiscutible de la Revolución cubana, el manantial del que brotaron el Granma, la Sierra y el triunfo del 1ro de enero de 1959.
¡Hoy, como siempre, gloria eterna a los héroes y mártires del 26 de Julio; Unidad y tributo para salvaguardar su ejemplo; acción para que no mueran nunca, entre nosotros, la disposición y la voluntad de luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, al precio que sea necesario!
