Sancti Spíritus, Cuba, 25 abr.- El barrio de Jesús María, junto al río Yayabo, segundo asiento de Sancti Spíritus, cuarta villa de Cuba, es hoy una comunidad en ascenso, sin dejar de escuchar los cantos y tambores llegados con la migración africana.
Con el desarrollo de la localidad denominada en sus inicios Espíritu Santo -cumplirá en junio próximo 509 años de fundada por los españoles-, su trazado urbano se expandió hacia el occidente con hermosas iglesias, plazoletas y parques.
Su avance estuvo marcado por la incipiente industria azucarera y el progreso ganadero que en el siglo XIX requirieron de la mano de los migrantes africanos primero, y posteriormente de la llegada de chinos.
De allí la humildad que por siglos dominó las márgenes del río, dando origen al barrio de Jesús María, nombre que lleva hoy el Consejo Popular al oriente de la ciudad Monumento Nacional y donde viven más de 20 mil personas.
Gran parte de sus habitantes descendían de quienes dejaron su sudor y sacrificio en los cortes de caña de pequeños trapiches que existieron en esta parte central.
Así resume esta etapa a Prensa Latina Roberto Vitlloch, director de la Oficina del Conservador, quien destaca además el aporte relevante del desplazamiento para el desarrollo socio-cultural y constructivo de la ciudad.
Los llegados del continente africano asumían sus prácticas religiosas en los cabildos, devenidos santuarios populares, respondían a las principales religiones que incursionaron en el centro de Cuba: yoruba, arará, abakuá y congo.
La raíz africana tiene mucho peso en las creencias religiosas, tanto en Sancti Spíritus como en Trinidad, asentamientos donde los toques de tambor y cantos por siglos se dejan sentir en noches y días venerables.
De los cabildos o casas de toque que existieron en Jesús María solo queda el emblemático Cabildo Luz Divina de Santa Bárbara, una herencia de los ancestros de Iris Jiménez, Maida Estrada y Yasser Martínez.
En el día de San Lázaro, 17 de diciembre, de acuerdo con el calendario católico, patrón de los enfermos, o el 8 de septiembre, Día de la Virgen de la Caridad del Cobre, La Cachita, amanecía con toques, cantos, humo y olor a licor.
María Sixta Valle, hija del “Negro Valle”, conservó hasta su muerte la vocación de tener la bandera cubana acompañando a Changó. Ella había alcanzado los grados de capitana del Ejército Libertador en la guerra grande.
Tomado de Prensa Latina
