La histórica esquina de 23 y 12, del Vedado habanero, este 16 de abril es otra vez espacio para rememorar los días gloriosos de aquel abril de 62 años atrás y apoyar a la Revolución Socialista.
El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se encuentra presente en la conmemoración, en la que también se encuentran invitados una representación de combatientes y milicianos que participaron en aquella gesta.
En nombre de ellos, el coronel de la reserva Armando Martínez Álvarez recordó las jornadas de 1961, cuando Cuba ratificó el carácter irrevocable de la Revolución.
Junto a Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político y Secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el Jefe de Estado cubano hizo entrega de reconocimientos a compañeros que, en un periodo de 15 y 25 años ininterrumpidos, han trabajado como cuadros profesionales del Partido.
Un día como hoy, hace 62 años, el Comandante en Jefe Fidel Castro habló frente a un mar de obreros y campesinos congregados en la céntrica esquina de 23 y 12 en el Vedado. Fue allí donde proclamó el carácter socialista de la Revolución.
Durante las honras fúnebres a las víctimas del cruel bombardeo perpetrado por aviones norteamericanos contra las bases aéreas de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, Fidel selló ante el mundo el carácter socialista de la naciente Revolución cubana.
Desde entonces, para rendir homenaje a todos los que lucharon por la causa revolucionaria, cada 16 de abril se conmemora el Día del Miliciano.
Coincidentemente, también un 16 de abril, pero de 1958, Fidel emite una orden de ascenso al grado de Comandante del Ejército Rebelde al capitán Camilo Cienfuegos Gorriarán, expedicionario del yate Granma y uno de los integrantes del núcleo inicial de la guerrilla que subió a la Sierra Maestra.
Varios días después de su ascenso, Camilo le escribe al Comandante en Jefe una carta donde le expresa el alto honor que constituye para él su ascenso al grado de Comandante.
En la misiva el legendario guerrillero señalaba: «… al recibir tan alto honor y responsabilidad he jurado cumplir a cabalidad dicho cargo y trabajar hasta el límite de mis fuerzas por acelerar el triunfo de la Revolución. Gracias por darme la oportunidad de servir más esta dignísima causa por la cual siempre estaré dispuesto a dar la vida. Gracias por darme la oportunidad de ser más útil a nuestra sufrida Patria. Más fácil me será dejar de respirar que dejar de ser fiel a su confianza».
