Florida, 7mar.- La Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar se levanta hoy, más que nunca, como una alternativa para enfrentar el ya irrespetuoso y agobiante incremento de los precios de los productos agropecuarios, pero también para el ejercicio, ¿y por qué no?, de ese gusto que, al decir de José Martí, se siente cuando se logra el fruto del trabajo propio de manera sana y en contacto directo con la tierra.
Si los números no mienten, en la ciudad cabecera del municipio de Florida y en sus comunidades periféricas existen más de 1 800 patios productivos, una cifra que, en opinión de este comentarista, puede ser mucho mayor si vamos más allá de tecnicismos y criterios restrictivos de la Granja Urbana.
Fomentar esta vía de obtención de viandas, hortalizas y frutas, impulsarla, apoyarla, conducirla, premiarla y capacitarla, constituye una misión imprescindible para movilizar al pueblo en el apoyo al plan agroalimentario en Florida.
Le toca al Gobierno y a la dirección de la Agricultura, junto con los Comités de Defensa de la Revolución y sus estructuras, trabajar mucho más en el movimiento de patios y parcelas para que este no sea solo un componente frío de informes y rendiciones de cuenta, sino esa alternativa necesaria para obtener comida en los momentos actuales.
Yo me pregunto entonces ¿qué hace falta para implementar un sistema emulativo entre barrios, comunidades o consejos populares con el objetivo de motivar la siembra de alimentos a través de la Agricultura Urbana, resaltar a los mejores individuos y colectivos, y reconocerlos tanto con un diploma y con otros recursos disponibles en manos de los organismos rectores?
El interés por acercarse a la tierra no crece de forma espontánea como la mala yerba, es preciso estimularlo, visualizarlo y darle el valor que demanda en la actual coyuntura que vive el país, en busca de que cada familia o vivienda con espacio disponible cuente con su cantero de verduras, hortalizas y condimentos para el consumo doméstico y para compartir el excedente con el resto de los vecinos.
Eso también se llama Soberanía Alimentaria y Seguridad Nutricional.