Florida, feb.- De acuerdo con la psicología: todo aquello que usted permite, lo promueve; o sea, por ejemplo: si cada vez que el niño de la casa le propina un puntapié o un trastazo al perrito de la familia todos sonríen a mandíbula batiente, en vez de regañarlo, no le quepa duda que ese animalito tendrá que mudarse urgente o en su defecto aguantar más golpes que un punchingball.
A veces pareciera que muchos todavía, sobre todo en la actual coyuntura, no se dan cuenta de la trascendencia de la sentencia referida, y de su impacto nefasto en disímiles esferas de la vida económica, política y social del país, del municipio y de la comunidad, incluido el ámbito doméstico y espiritual.
Pongámosle en contexto con solo algunos puntos de la realidad que hoy vivimos: ¿Qué ha sucedido en aquellos lugares donde se permitió a las personas arrojar desechos sólidos sin autorización para ello? ¿Cuánto espacio han cobrado las violaciones en el tránsito automotor y de otros medios por nuestras calles frente a la ausencia del necesario o control y condena a los violadores del código de vialidad? ¿Hasta dónde han llegado la grosería y el maltrato en los espacios públicos; la indisciplina y la agresión sonora en barrios y comunidades?
Reitero que todo aquello que se permite, sin ponerle freno a tiempo, sin denunciarlo, sin enfrentarlo y sin condenarlo en el momento preciso, se promueve, se multiplica, se vuelve incontrolable o se convierte en hábito, sea cual sea su naturaleza.
Cada vez que se iniciaron aquí políticas para el control de los precios y la reventa de productos y luego se dejaron de lado, se ensanchó el camino del sálvese quien pueda, y se rubricaron patentes de corso en favor de los que sobreviven del invento y la ilegalidad.
No son espontáneas la deficiente entrega de leche a la industria, el desbarajuste en la producción, acopio y comercialización de alimentos, en el uso y tenencia de la tierra, la insuficiencia económica, el robo y el desvío de recursos en empresas y establecimientos, entre otros fenómenos que lastran y dañan la esencia y los fundamentos de la Revolución, el Socialismo y el bienestar de las personas.
Sin duda es misión de todos combatir lo mal hecho, pero toca a los organismos, estructuras de gobierno y organizaciones sociales constituir, encabezar y dirigir esa batalla en cumplimiento de su encargo social, con la ley por delante, sin descanso, convencidos de que mañana será tarde para cortarle la cabeza a ciertos monstruos perversos que ahora mismo crecen y engordan a ante nuestra vista, y a los cuales resulta demasiado peligroso alimentarlos, consentirlos o ignorarlos.
No olviden estas palabras: todo lo que se permite, se promueve, y no estoy hablando precisamente del amor, de la solidaridad y del necesario compromiso con la patria sagrada.