Desde y con el pueblo

La política tiene distintas formas de expresarse: desde un centro de poder en las alturas burguesas, mirando de reojo a los «mortales» o estando allí, como uno más de ellos –de nosotros– padeciendo sus disgustos, escuchando sus lamentos, siendo parte y, a la vez, sostén de quienes más lo necesitan.

No ha habido un solo momento difícil desde que Miguel Díaz-Canel Bermúdez tomó los cargos, primero de Presidente de Cuba y luego como Primer Secretario del Comité Central del Partido, en el que no haya estado inmerso, buscando soluciones desde el terreno, animando a quienes más han perdido y sembrando esperanzas. Al pueblo le habla, del pueblo proviene, al pueblo se debe.

Más de un evento desgarrador vivimos este año, en todos estuvo su presencia física y su voz en función de lo más importante: la vida y la recuperación de los afectados.

«Por las vidas que se perdieron bajo los escombros del Saratoga y por aquellos que aún batallan por las suyas en los hospitales o en sus hogares, nos hemos comprometido a restañar los duros golpes de este inesperado siniestro, poniendo en primer lugar la recuperación de los lesionados, la atención a las familias afectadas y la rehabilitación de las viviendas», decía en su discurso del 16 de mayo, en la clausura de la Quinta Sesión Extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular en su IX Legislatura.

Luego, lo vimos día y noche en Matanzas, supervisando las acciones para apagar el peligroso fuego en la Base de Supertanqueros. Y cuando parecía que salíamos de una bien difícil, pasó un ciclón feroz sobre tierras occidentales: principalmente por Pinar del Río. En ese momento también fue crucial su llamado a la acción:

«¡Hay que ponerle el pecho a las balas! Esto lo tenemos que resolver por nosotros mismos, con nuestro esfuerzo, con nuestro talento y avanzando; no es solo resolviendo la adversidad, sino superando esa adversidad.

«Mucha paciencia en los cuadros –pedía– la gente también está en una situación muy compleja, como están en una situación compleja también los cuadros, porque esos que están dando la cara y están tratando de explicar y están tratando de convocar también tienen sus viviendas destruidas, tienen problemas familiares como los tienen ustedes aquí y como los tienen los trabajadores, pero entre todos es como podemos vencer esto».

En medio de esas dificultades, otros retos se ponían de manifiesto en los que su palabra fue necesaria, como en el Coloquio Internacional Patria, que reunió en La Habana a  un grupo de influencers y youtubers jóvenes para hablar sobre comunicación: «Fidel siempre nos dijo que un mundo mejor era posible y nos convocó a luchar por ese mundo mejor.  Yo digo que hoy, en las realidades que estamos viviendo, para que el mundo mejor sea posible, como pidió Fidel, hay que mejorar también ese mundo virtual que es una caricatura del mundo real».

Con esa misma actitud crítica asimiló la participación masiva del pueblo que se dio en el 1ro. de mayo, en el que volvió a demostrarse el respaldo a la Revolución de millones de personas en todo el país.

«El mismo pueblo que diariamente critica lo que hacemos mal o no hacemos, que se indigna con las chapucerías, la insensibilidad, la desidia y el burocratismo; ese mismo pueblo desfiló, arrolló en conga y levantó carteles de apoyo a la Revolución y, de regreso a casa, derrotó a la mentira al mostrar la verdad con sus publicaciones en redes.

«El pueblo se encargó de pintar el paisaje de nuestra resistencia creativa. Por ahí están los hermosos testimonios visuales de Cuba celebrando el triunfo del talento, el esfuerzo y la solidaridad en el enfrentamiento al más colosal de los desafíos que hayamos tenido: dos años de pandemia con bloqueo recrudecido».

Para hablar del bloqueo pidió que se hiciera poniéndole rostro, buscando las historias de vida en nuestras familias, en nuestros ciudadanos, en nuestras personas, en nuestros procesos que han tenido consecuencias importantes producto de la política brutal de bloqueo.

Además, volvía a insistir sobre la importancia de enfrentar ese bloqueo desde la creación y la innovación, sorteando cada dificultad y los mecanismos torpes que aún inciden en la opinión popular: «El pueblo del que somos parte entiende y enfrenta el ataque del adversario. Pero esa resistencia puede flaquear y la creatividad se resiente cuando el pueblo choca –y a veces choca cotidianamente– con la burocracia, la desidia, la corrupción de ciertas capas intermedias que pescan en el río revuelto de las dificultades, poniendo obstáculos donde van las soluciones.

«También a eso apuesta el enemigo, empeñado no solo en que fracase la apuesta al socialismo, sino, además, que sea tan difícil la vida bajo el cerco y con nuestros errores como condimento, que renunciemos al único camino posible a la justicia de todos», concluía en la clausura del V Pleno del Comité Central del Partido, el pasado 10 de diciembre.

Esa misma solidaridad fue el arma fundamental contra la pandemia de la covid-19, en la que también reconoció la unión del pueblo para enfrentarla y vencerla.

«Como he reconocido públicamente, más de una vez, los trabajadores de la Salud y los de la Ciencia salvaron al país. Sientan ese reconocimiento absolutamente todos: desde el más notable médico o investigador hasta el más sencillo operario. Desde los consagrados cuadros que dirigen las prestigiosas instituciones científicas y hospitalarias hasta los incansables dirigentes de las organizaciones políticas y sindicales de ambos sectores», afirmaba.

«Las alianzas forjadas en medio de las peores circunstancias, el esfuerzo descomunal y la consagración sin límites nos han permitido regresar a una nueva normalidad y reanimar poco a poco la actividad económica y la vida social».

Además, en junio de este año, en diálogo con representantes de la sociedad civil cubana, señaló que «la exclusión a la Cumbre de las Américas no fue solo contra el Gobierno, sino también contra los representantes y actores sociales, incluidos nuestros jóvenes», a la vez que reconoció en un videomensaje enviado a la Cumbre de los Pueblos, que Norteamérica no es nuestro enemigo.

«La Norteamérica de los trabajadores, de los pueblos originarios y los inmigrantes, también excluidos, no una vez sino cada día, por el despiadado imperio del mercado, esa Norteamérica que ustedes nos muestran, rebelde y contestataria, propositiva y solidaria, no es ni será nunca enemiga», explicaba.

Luego, llegaría, después de tanto trabajo especializado y del aporte del pueblo en las consultas por todo el país, la elaboración definitiva y aprobación en referendo popular del Código de las Familias, un hito jurídico a nivel mundial, en el cual al decir del propio Díaz-Canel, quien ganó fue el pueblo.

«Ganamos como sociedad, porque siendo los principales destinatarios de las normas jurídicas nos convertimos en sus más fieles artífices», sentenciaba, con orgullo, del proceso llevado a cabo.

No fue fácil este año la batalla contra el déficit energético; pero para eso también estuvo presente, dando la cara en televisión, explicando detalladamente por qué se daban los molestos apagones, tomando decisiones, cambios necesarios y argumentando que para diciembre la situación mejoraría.

Los enemigos de la Revolución se burlaron de su promesa, pero la realidad es que llegó diciembre y los cortes de corriente disminuyeron, incluso en muchos lugares desaparecieron; aunque aún hay mucho esfuerzo que invertir para mejorar la capacidad de generación, tanto en recursos como en voluntad humana.

Tampoco ha dejado de seguir el programa de atención integral a nuestros barrios; al contrario, es una de sus prioridades, ya que lo ve como «un proceso de crecimiento cultural en las formas de convivir, de socializar, que se fortalece en el rescate de esencias y tradiciones.

«No se trata de invadir el barrio ni de intervenirlo –expone– es cuestión de acompañar el crecimiento sin traumas y sin trampas, y me alegra saber que hemos contado con ustedes para el programa de mejoramiento de la vida en los barrios», como principio socialista que dista de la discriminación para con las zonas humildes que existen actualmente en las sociedades neoliberales.

Díaz-Canel va marcando su huella como líder heredero de la obra de Fidel y Raúl. Los que andan sentados al borde del camino podrán criticar su caminata; mas no hay virtud mayor que aportar soluciones y ser parte de lo que debe ser cambiado. (Tomado de Granma Digital)

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