Florida, 24 nov.- “Esta Revolución no puede ser aplastada, ni en días, ni en semanas, ni en meses, ni en años, ni en decenas de años, ¡jamás!(…) Lo estoy diciendo sobre la confianza y la obra de un pueblo que a 90 millas del más poderoso imperio tomó la decisión de luchar y de resistir defendiendo la Revolución, la patria y las conquistas del socialismo”.
Así lo definió Fidel, quien fuera, es y continuará siendo un eterno soldado de las ideas, durante su discurso de clausura del Séptimo congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba el 10 de diciembre de 1998, cuando esté país iniciaba el camino de la recuperación luego de un periodo difícil de supervivencia provocado por la brusca caída del campo socialista europeo. Sobre el tema reflexiona el periodista Pedro Pablo Sáez Herrera en el siguiente comentario.