La Habana, 31 jul.- El Sistema de Defensa Civil en Cuba constituye desde sus inicios una garantía para la preservación de vidas y también la conservación de recursos económicos y naturales ante situaciones de desastres naturales o tecnológicos.
Tanto es así, que apenas tres años después del triunfo de la Revolución en 1959, exactamente el 31 de julio de 1962 surgió la Defensa Popular (DP), que partió en un inicio de la Organización Militar de Industrias (OMI).
Aquellas milicias estuvieron formadas por trabajadores para proteger los bienes del naciente proyecto social de los ataques y sabotajes de la administración de Estados Unidos, que pusieron de manifiesto desde muy temprano sus inocultables propósitos de destruirlo hasta nuestros días, cuando persiste en su guerra económica y política.
Entonces, la organización cumplió misiones de Defensa Civil y de paso evidenció su necesidad, debido a que en la etapa de la república mediatizada no existía algo parecido, a pesar de que por decreto presidencial del 10 de diciembre de 1941 se estableció la Comisión Nacional de la Defensa Civil, aunque ningún gobierno se encargó de aplicarlo.
Un hecho revelador promovió en 1963 la organización de la Defensa Civil, el mismo año en que el huracán Flora cambió el curso hasta de ríos: los daños materiales sobrepasaron los mil millones de dólares, provocó la muerte de mil 157 personas y hubo la mayor cantidad de lluvias en 24 horas.
La consolidación de sus estructuras correspondió a un proceso paulatino y el 11 de julio de 1966 la Ley 1194 sentó las bases de la Defensa Civil de la República de Cuba y sus órganos de mando.
Una década más tarde de experiencias en su aplicación, el 27 de noviembre de 1976 el Consejo de Ministros aprobó la Ley 1316 “Sobre el perfeccionamiento de la Estructura Organizativa de la Defensa Civil”, en coincidencia con la formación de los órganos locales del Poder Popular y la nueva división político-administrativa en el país.
Diez años después, el 27 de enero de 1986, surgió el Centro de Investigaciones Científicas de la Defensa Civil, por la introducción en 1981 de la epidemia de dengue hemorrágico que costó la vida a 158 cubanos, entre ellos 101 niños, por una de las acciones terroristas provenientes de territorio estadounidense.
También en 1986 comenzó el Ejercicio Meteoro, dirigido por el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil con el objetivo de preparar a los órganos de dirección y a la población para situaciones de catástrofes durante la temporada ciclónica del primero de junio al 30 de noviembre.
El cuatro de febrero de 1991 emprendió una proyección superior, cuando Cuba se insertó en el Marco Internacional de Acción del decenio, al constituir el Comité Nacional Cubano del Decenio, presidido por el Jefe del Estado Mayor Nacional de la DC.
Con el propósito de perfeccionar la doctrina defensiva de guerra popular, el 21 de diciembre de 1994 la Ley No. 75 de la Defensa Nacional establece los principales postulados de la DC, y otra norma jurídica de 1997 su Sistema de Medidas.
Sin embargo, en 2004 transcurrió una nueva etapa en su desarrollo, tras las afectaciones provocadas por los huracanes Charley e Iván, cuando después de un minucioso análisis de sus experiencias en 2005 una nueva Directiva resume las lecciones aprendidas durante los últimos 45 años.
En 2005 también se fundaron los Centros de Gestión para la Reducción del Riesgo de Desastres (CGRR), con el propósito de facilitar y elevar la efectividad de los decisores en su gestión, que se han replicado en varios países caribeños y constituyen un ejemplo de la cooperación Sur–Sur.
A partir del 2007 y hasta el 2010 el país afrontó nuevas situaciones de desastres durante la temporada ciclónica, las cuales contribuyeron al perfeccionamiento del sistema en su conjunto, principalmente para el mejoramiento de la protección de la población y el enfrentamiento a los brotes epidémicos de enfermedades infectocontagiosas de transmisión digestiva y vectorial.
Un ejemplo aleccionador resultó la batalla contra la pandemia de la COVID-19 desde marzo de 2020 y su plan de emergencia que incluyó protocolos, productos inmunógenos a base de proteínas y tres vacunas y dos candidatos que cerraron el paso al Sars-CoV-2, causante del coronavirus.
Además, continuó la colaboración con el Sistema de Naciones Unidas a través de proyectos encaminados al fortalecimiento de las capacidades locales en la reducción de riesgos de desastres, e incluso Cuba ha sido reconocida por su capacidad para prevenir y enfrentarlos y por la disposición de brindar ayuda a otros países.
El éxito de sus medidas y acciones están muy vinculadas a la visión del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, su dirección, control, contacto directo con el pueblo y desde los medios de difusión masiva.
Pese al demencial acoso de EE.UU., en estos 60 años la fortaleza del Sistema de Defensa Civil cubano radica en la integración de las fuerzas y los recursos de la sociedad y del Estado, con el objetivo de proteger a las personas, sus bienes, la infraestructura social, la economía y los recursos naturales, de los peligros de desastres, incluyendo la guerra, y las consecuencias del cambio climático. (Tomado de ACN)