Ciudad de México, 21 nov.- El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe constituye hoy una amenaza a Venezuela pero también a los proyectos alternativos en Latinoamérica, afirmó el investigador mexicano José Antonio Hernández.
En conversación con Prensa Latina, el Doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) comentó sobre las motivaciones de la escalada de Washington en el Caribe, así como su retórica contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Aunque parece haber abierto una puerta al diálogo con su homólogo según recientes declaraciones, el mandatario norteamericano, Donald Trump, envió al área su portaviones más avanzado, ordenó ataques contra supuestas narco-lanchas y se realizaron ejercicios castrenses cerca del país del Sur.
Al abordar las razones de la campaña de Washington contra Caracas y sus dirigentes, Hernández, también especialista del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, apuntó en primer lugar el proyecto geopolítico que representa Venezuela.
Recordó el impulso de Caracas a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), enfocadas en solucionar los problemas desde el área, sin la injerencia estadounidense.
“Todo eso desafió abiertamente la hegemonía de Estados Unidos” en la región, dijo el experto, quien mencionó además la iniciativa multipolar promovida por el país suramericano, mediante alianzas con Rusia o China, consideradas por Washington como una amenaza a sus intereses.
Hernández se refirió igualmente al valor concedido por el territorio norteño a los recursos naturales de la nación del Sur, que cuenta con la mayor reserva de petróleo a nivel mundial, además de oro, bauxita y tierras raras.
Sobre el pretexto de las drogas, usado para amenazar especialmente a Venezuela, el investigador de la UNAM señaló que el narcotráfico, el terrorismo y los derechos humanos han sido temas históricamente empleados por Estados Unidos para tener injerencia en la región.
Como ejemplos de la utilización por parte de Washington de estos asuntos para intervenir o cambiar a cualquier gobierno que no sea afín a sus intereses, expuso la invasión a Panamá a finales de la década del 80 del siglo pasado, el Plan Colombia y la guerra contra las drogas en México.
La propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha reconocido que Venezuela se mantiene libre de cultivos ilícitos y desmentido las acusaciones de Estados Unidos contra Caracas como supuesta ruta central del trasiego de estupefacientes.
Según el Reporte Mundial sobre Drogas 2025, publicado por la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, “la gran autopista” por donde pasa el 87 por ciento de esas sustancias ilícitas sale por el Pacífico colombiano y ecuatoriano, y solo el cinco por ciento intenta cruzar por Venezuela.
Hernández destacó que diversas naciones y organizaciones regionales se han pronunciado en defensa de la soberanía y la independencia de Venezuela, así como en contra de cualquier tipo de injerencia o enfoque militarista en el área, entre ellos, Colombia, México y Brasil.
En su opinión, una intervención a gran escala en la nación suramericana tendría un costo político alto para el gobierno norteamericano, sobre todo por la unidad en el mando militar de la nación del Sur y el apoyo a nivel interno a la administración del presidente Maduro.
Para la región, mientras tanto, un conflicto armado tendría consecuencias en ámbitos como el derecho internacional, pues con ello se quebraría completamente el principio de no intervención que ha regido a la mayoría de los países de esta zona geográfica.
A juicio del experto, evitar una invasión en Venezuela o el área pasa por fortalecer los mecanismos de integración, el multilateralismo y la diplomacia, y robustecer los proyectos a nivel interno, pues la existencia de un apoyo popular fuerte disminuye el riesgo de cualquier tipo de agresión.
Sobre la relación Estados Unidos-México, consideró improbable una intervención en este país, debido a la interdependencia comercial, aunque la administración norteamericana “usa esta amenaza como una herramienta de presión para buscar concesiones en temas como migración o narcotráfico”.
“El gobierno de México, si bien ha sido bastante cauto, creo que ha sido muy claro en su posición acerca de rechazar completamente cualquier tipo de intervención, acerca de poner énfasis en la soberanía y sobre todo en el diálogo como vía para resolver controversias”, sostuvo.
Resaltó que la presidenta Claudia Sheinbaum ha buscado tener una relación estable, sin renunciar a los principios de política exterior, y aludió al cambio con respecto a las posturas de los gobiernos neoliberales (1982-2018), “muy afincadas hacia los intereses de Estados Unidos”.
Además, “ha tratado de buscar más bien alianzas con otros actores en América Latina, pero también extra regionales”, aseveró el experto.
Tomado de Prensa Latina

