Héroes en las alturas: Los gemelos linieros de Sancti Spíritus

Héroes en las alturas: Los gemelos linieros de Sancti Spíritus

Cuando Jimmy y Yanier Zamora Mena jugaban juntos a las bolas o lanzaban piedras para derribar los mangos de la vecina jamás imaginaron que, de grandes, elegirían la misma profesión. Una que demandaría de ellos el mayor de los aplomos y esfuerzos porque en un segundo de descuido el alma puede volar fuera del cuerpo, como diría el poeta.

Para muchos en Sancti Spíritus, estos mellizos de 26 años son héroes cotidianos. Sus esfuerzos incansables y dedicación al servicio público aseguran que los hogares, hospitales y negocios privados de la provincia operen sin sobrecargas, al mantener en funcionamiento las líneas de alta tensión que transportan la electricidad desde las plantas generadoras hasta los consumidores finales.

“Empezamos la capacitación como linieros del grupo 4 y ya hoy estamos en la categoría del grupo 6, que es la de linieros especializados, con un mayor conocimiento a la hora de trabajar con la energía eléctrica y la distancia de seguridad”, expresó Jimmy a Cubadebate. “Nuestro tío, que trabaja en el Centro de Operaciones de la Empresa Eléctrica Sancti Spíritus (EESS), fue quien nos habló de la profesión».

En una era donde la electricidad es vital, estos linieros se convierten en guardianes invisibles del bienestar colectivo. Desde hace cinco o seis años, ambos han dedicado sus vidas a asegurar el flujo eléctrico en este central territorio, donde enfrentan desafíos y riesgos que pocos estarían dispuestos a asumir.

“Lo que más nos gusta de ser linieros es que nunca estamos en un lugar cerrado, sino en constante movimiento, porque viajamos de un lugar a otro y conocemos lugares diferentes. Siempre tenemos nuevas tareas y nuevos trabajos por hacer y eso nos motiva muchísimo. Hay a quienes les gusta el trabajo en una oficina, pero nosotros somos de acción”.

Trabajar con líneas de alta tensión conlleva numerosos peligros, afirman estos linieros. Foto: Cortesía de los entrevistados.

“A veces, cuando estamos a varios metros de altura nos cohibimos un poco, pero ya con la experiencia que tenemos y el tiempo que llevamos haciendo este tipo de trabajo no sentimos mucho miedo. Al principio sí lo teníamos, al igual que todos, pero luego, cuando te acostumbras, superas los temores”, expresó Jimmy.

Un día en la vida de los gemelos

El trabajo de Jimmy y Yanier comienza, a veces, antes del amanecer. Equipados con sus arneses de seguridad, cascos y herramientas especializadas, se preparan para enfrentar cualquier adversidad. Su jornada puede incluir la reparación de líneas dañadas por tormentas, la instalación de nuevos sistemas eléctricos o el mantenimiento rutinario de la infraestructura existente.

Lo que distingue a estos hermanos no es solo su valentía, sino también su habilidad para manejar maquinaria pesada con precisión y eficiencia. Ya sea mientras operan el carro tecnológico más grande y complejo de la EESS, plataformas elevadoras o manipulando cables de alta tensión, ambos demuestran una destreza impresionante.

Jimmy y Yanier Zamora Mena operan algunos de los carros más grandes y complejos de la Empresa Eléctrica de Sancti Spíritus. Foto: Cortesía de los entrevistados.

¿Te gusta más manejar el camión o escalar los postes eléctricos?

—Manejar es lindo, pero me da picazón ver a otros linieros compañeros míos allá arriba y yo en el camión sin hacer nada más que operarlo. En lo personal me siento orgulloso de pertenecer a la gran familia de los eléctricos cubanos y nos llena de satisfacción saber que ayudamos a una comunidad afectada. Ver el agradecimiento reflejado en el rostro de esas personas vale cualquier riesgo que podamos correr.

“Estuvimos más de un mes en el occidente cubano tras el paso del huracán Rafael y en Güira de Melena conocimos a unos niños que también eran jimaguas. Esos muchachos no se nos separaban y se nos quedaban mirando con la boca abierta cada vez que trepábamos a las líneas. Creo que cuando crezcan van a ser linieros como nosotros (ríe), así fue la amistad que forjamos con ellos. Imagínate, al nosotros ser jimaguas y ellos ser jimaguas se sentían muy identificados”.

En Güira de Melena conocieron a unos niños que también eran jimaguas y que no se les separaban porque querían aprender el oficio de liniero. Foto: Cortesía de los entrevistados.

Riesgos y peligros de la alta tensión

Trabajar con líneas de alta tensión conlleva numerosos peligros. La electrocución y las descargas eléctricas son riesgos constantes. Para prevenirlos, los gemelos utilizan equipos de protección personal como guantes aislantes, cascos y calzado dieléctrico. Los incendios y explosiones también son posibles en casos de cortocircuitos o sobrecargas, por lo que realizan mantenimientos regulares y utilizan dispositivos de protección.

El trabajo en alturas y en terrenos irregulares aumenta el riesgo de caídas y lesiones físicas. Los hermanos utilizan arneses y redes de seguridad para prevenir accidentes. Además, deben gestionar el contacto con campos electromagnéticos, limitando el tiempo de exposición a través de estrictas normativas de seguridad.

Lo más alto que he estado es a unos veinticinco o treinta metros, trabajando en las líneas de trasmisión de 110 000 voltios. Allá arriba el aire es muy fuerte y nosotros hemos tenido que subir, incluso, de madrugada. Yo soy chofer liniero y a veces uno sube medio asustado, pero luego se te pasa, pero eso sí, dando solo un paso a la vez”.

“Cuando subes con espuelas estas se te pueden patinar, o el poste inclinarse o las líneas correrse, pero más allá de eso no he tenido grandes contratiempos”, confesó Jimmy.

Con cada cable que ajustan y cada poste que escalan, estos linieros se erigen como guardianes del bienestar colectivo. Tal vez no lo sepan, pero al desafiar las alturas con una mezcla de destreza y coraje, su esfuerzo se convierte en el aliento que mantiene viva la chispa de la vida cotidiana, una declaración silenciosa de compromiso y sacrificio.

Testimonio de titanes

Jimmy y Yanier Zamora Mena siempre han trabajado juntos y consideran que tienen una relación muy especial. Foto: Cortesía de los entrevistados.

Cuenta Yanier que ambos crecieron muy unidos, además de que siempre han trabajado juntos: “La primera vez que aparecimos en la EESS la gente se nos quedaba mirando porque no es común ver a unos jimaguas de linieros, de hecho, no creo que otra Empresa Eléctrica del país tenga a un par de trabajadores como nosotros (ríe)”.

“Los dos nos pusimos de acuerdo para elegir la misma profesión porque siempre estamos juntos y no tenía sentido estar separados. Además de nuestro tío, también tuvimos un primo que fue liniero y que hoy es lector cobrador, así que esta vocación nos viene de la familia”.

¿Qué es lo más difícil de ser liniero?

“El miedo a las alturas lo tienes que superar o no puedes dedicarte a esto. Puede que al principio lo sientas, pero eso se te tiene que pasar con el tiempo, sino no puedes quedarte. También hay que perderle el miedo al contacto con la corriente porque hay momentos que tienes que trabajar de frente a ella, claro, con los guantes puestos, pero de frente”.

“Todavía no tenemos hijos, pero cuando llegue el momento queremos que también sean linieros. Imagínate que nuestra familia nos llama cada 10 minutos cuando estamos trabajando para saber cómo va todo, pero no podemos contestar porque eso nos distraería y puede costar caro, sabemos que es porque se preocupan, pero no podemos responder el teléfono”.

Estos linieros espirituanos aseguran sentirse orgullosos de formar parte de la familia de los eléctricos cubanos. Foto: Yosdany Morejón.

¿El mayor susto…?

“Uno siempre resbala allá arriba y eso te estremece, pero después te enderezas. Nosotros lo definimos como un corrientazo en el cerebro. Cada susto que pasamos es una experiencia más de aprendizaje. En nuestro caso la regla de oro es la concentración. A los linieros no les puede faltar el trabajo en equipo. De nosotros, el que está arriba hace el trabajo, pero el que se queda abajo observa cada movimiento para evitar errores que conlleven un accidente”.

“Recuerdo que un día nos encontrábamos realizando una poda de árboles en el municipio de Cabaiguán. Un compañero nuestro iba a desgajar una mata cuando una de las ramas golpeó la motosierra y esta le ocasionó una herida tan profunda que cabía un dedo completo”.

“Por suerte nadie perdió la cabeza, se aplicaron todos los protocolos establecidos y poco tiempo después el colega ya estaba de vuelta en el trabajo. La herida requirió 13 puntos de sutura”, concluyó Yanier.

En cada línea reparada, en cada máquina operada con precisión, los gemelos Zamora Mena demuestran que la verdadera fuerza no solo radica en la habilidad, sino también en el coraje y la determinación de servir a los demás.

Bajo el sol ardiente y los cielos tormentosos, Jimmy y Yanier se mueven con la gracia de aquellos que han encontrado el verdadero llamado. Su historia es una oda a la dedicación y al espíritu incansable de aquellos que eligen el camino del servicio.

Más allá de las alturas y los riesgos, su mayor logro radica en la sonrisa de agradecimiento de una familia que vuelve a tener luz, en el calor que devuelve a un hogar y en la seguridad que proporcionan a una comunidad. En cada uno de sus actos, Jimmy y Yanier nos recuerdan que la verdadera grandeza se encuentra en la pasión por servir y en el amor hacia los demás.

Tomado de Cubadebate

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