Diciembre, 2024.- El 10 de diciembre de 1898 los gobiernos de Estados Unidos y España firman en París, la capital francesa, el tratado que pone fin a la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana.
Conocido como el Tratado de París, el convenio echó por tierra el esfuerzo del pueblo cubano durante 30 años de guerra que llevó aparejado el sacrificio de varias decenas de miles de patriotas que entregaron sus vidas a la causa frustrada de la independencia y la destrucción de gran parte de sus riquezas materiales.
El documento contenía 17 artículos, de ellos tres fundamentales, según los cuales España entregaría a Cuba y Puerto Rico, recibiría 20 millones de dólares a cambio de ceder el archipiélago Filipinas; también estipulaba la cesión de Guam y la entrega de una isla del archipiélago de las Carolinas dando como plazo improrrogable el 28 de noviembre de 1898.
Ni cubanos, ni filipinos, ni puertorriqueños fueron invitados a que enviasen representantes al cónclave donde iba a decidirse el destino de sus países y pueblos, como franca demostración de la política expansionista de Estados Unidos, país que salía como gran potencia, pues tal como comunicó el jefe de la delegación negociadora, se había apoderado de “un considerable patrimonio”.
La firma del Tratado de Paris definió el futuro de los pueblos, cuyos países fueron negociados, que tuvieron que seguir luchando por su independencia y soberanía; hasta la actualidad Puerto Rico continúa siendo una colonia estadounidense; Los filipinos tuvieron que esperar hasta 1946 para que fuera reconocida su independencia, y a Cuba se le impuso un modelo neocolonial con una república dependiente económicamente a Estados Unidos.