Diciembre, 2024.- La agricultura en Florida demanda brazos, compromiso, control y sentido de pertenencia si se quiere, en verdad, salvar lo que va quedando con posibilidades productivas en el ámbito agropecuario y cañero-azucarero.
Implementar sin demoras, y a partir de los recursos y acciones disponibles, los programas de atención integral a las comunidades rurales, para detener el éxodo de la población del campo, constituye hoy, quizá, la misión más importante en el camino hacia la soberanía agroalimentaria.
Le siguen por ese orden la capacidad empresarial y del gobierno de fiscalizar la marcha de los procesos, el control de los recursos y los destinos de las cosechas y otros renglones de la agroindustria, en busca de eliminar flagelos como la inercia, el robo, el tráfico de favores, la malversación y el mal uso de los combustibles, la maquinaria y demás bienes estatales o cooperativos.
Devolver al campesino y al obrero agrícola el sentido de pertenencia perdido por años de mala aplicación de las políticas estatal y jurídica en el sector; vigilar con celo la política de cuadros y “cambiar todo lo que deba ser cambiado” en cada lugar a tiempo, y sin temor a que el enemigo se entere de ello, es urgente para salvar la agricultura y mejorar sus resultados en tierras de Florida.
Sin duda alguna esa tarea no será fácil en tiempos de crisis y falta de recursos, pero queda siempre el ejemplo de aquellos que han demostrado, en igualdad de condiciones, que sí se puede cuando priman la voluntad de hacer, la honestidad privada y el respeto a las necesidades de un pueblo que, en esta comarca, también resiste y confía en la recuperación económica en vísperas de celebrar el aniversario 66 del triunfo de la Revolución cubana.