No fue el mejor combate desde el punto de vista técnico para Arlen López, pero el guantanamero apeló a la potencia de sus puños para vencer de manera sensacional al ruso Nikita Zon, y retener de esa manera el cinturón mundial profesional de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), en la división de los 80 kilogramos.
No fue el mejor combate desde el punto de vista técnico para Arlen López, pero el guantanamero apeló a la potencia de sus puños para vencer de manera sensacional al ruso Nikita Zon, y retener de esa manera el cinturón mundial profesional de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), en la división de los 80 kilogramos.
El pleito entre ambos era una de las cerezas del pastel en la Noche de Campeones celebrada en Dubái. El guantanamero llegaba como el monarca exponente y favorito para preservar su corona, pero el duelo se le fue complicando a medida que avanzaban los asaltos.
Arlen inició el emparejamiento a plenitud, llevando los golpes más precisos en los tres primeros asaltos, en lo que parecía un triunfo asegurado, pero el eslavo enseño sus cualidades boxísticas y fue remontando el combate a partir del cuarto capítulo, y ya para el octavo tenía una ligera ventaja. Mérito para Zon por encontrar una fórmula temporal que le garantizó tener opciones reales de victoria frente al hombre de la Mayor de las Antillas.
Todo quedaba a la expectativa de lo que acontecería en los dos rounds finales. Un segundo aire le sirvió al guantanamero para retomar un boxeo más certero y agresivo, mientras el ruso empezó a cansarse de manera progresiva.
A segundos de finalizar la pelea, el cubano sacó el extra en su condición física, y pegó con claridad a su adversario, propinando un primer conteo de protección, y luego un segundo por un recto de derecha, definitorio cuando quedaban segundos para que sonara la campana final. La clave para vencer estuvo en ir hacia adelante a todo o nada, aprovechando el bajón competitivo de Nikita.
Tras detenerse la pelea, la euforia y el lenguaje corporal de Arlen lo dijeron todo. El triunfo peligraba, pero el campeón tuvo la última palabra para iniciar la preservación de un reinado que será acosado por oponentes de mayor jerarquía, a partir del próximo año.
Tomado de Granma
