El 18 de noviembre de 1836, nace en Bani, Santo Domingo, Máximo Gómez Báez, el hombre que se consideró y actuó como un soldado leal de las libertades de Cuba y cuya trascendencia en las luchas independentistas le hizo merecedor del apelativo de Generalísimo y le permitió asumir la responsabilidad de General en Jefe del Ejército Libertador durante la Guerra Necesaria.
Gómez Báez dedicó más de tres decenios de su fecunda vida a la causa del pueblo de Cuba; participó en cerca de 235 combates en los que recibió solo dos heridas; fue él quien dirigió la primera carga al machete en la Guerra de los 10 Años, se hizo cargo de las tropas camagüeyanas tras la caída del Mayor Ignacio Agramante y firmó junto a José Martí el Manifiesto de Montecristi.
Se incorpora a las tropas mambísas el 14 de octubre de 1868 y, desde ese momento, el movimiento revolucionario contó con un jefe militar, capaz de preparar un ejército popular y enfrentarse al enemigo con extraordinarias posibilidades de triunfo; como en la invasión a Guantánamo y Las Villas, y la Campaña en Camagüey
Su firme decisión de luchar por la independencia de Cuba lo lleva a declararse ciudadano cubano; al igual que José Martí, Antonio Maceo y los exponentes más radicales del independentismo, Máximo Gómez concibió el proceso libertador como de amplias y profundas transformaciones políticas y sociales.
Fiel colaborador de José Martí, junto a Antonio Maceo destaca como uno de los grandes estrategas de la Campaña de Invasión a Occidente y de la guerra contra las tropas élites españolas; Tras la intervención de Estados Unidos en la guerra que libraban los cubanos contra el dominio colonial español fue destituido de su cargo.
En un manifiesto a la nación Expresó: “Nada se me debe y me retiro contento y satisfecho de haber hecho cuanto he podido en beneficio de mis hermanos. Prometo a los cubanos que, donde quiera que plante mi tienda, siempre podrían contar con un amigo”.