Vivimos tiempos que demandan solidaridad y heroísmo

Egoísmo y falta de humanidad en momentos difíciles son las palabras que definen, sin duda, a ciertas personas que, dentro o fuera de Cuba, únicamente se concentran en reclamar luz para sí mismos y atacar al Gobierno nacional y a la Organización Básica Eléctrica, mientras miles de compatriotas tanto en Guantánamo, como en el Occidente del país, se baten todavía contra la zozobra, el dolor y la oscuridad acentuados por los huracanes Oscar y Rafael, y por la ocurrencia reciente de actividades sísmicas poco comunes.

Llama la atención que la mayoría de los más inconformes con la actual situación económico-financiera, alimentaria y energética de la sociedad cubana son aquellos que menos aportan al bienestar colectivo: incluyó a comentaristas que con plena edad laboral y espaldas anchísimas viven sin disparar un chícharo, paseando en motorinas y jugando dominó; o se ganan un buen billete y suculentas raciones a través del invento, la ilegalidad, el tráfico de mercancías o con la explotación del sudor y el bolsillo ajeno.

Esos: los que solo piensan en su propia suerte y dinero; agoreros de la derrota y del desencanto; incapaces de ponerse en la piel del otro; débiles de mente y de carácter, difícilmente estarán dispuestos a dar un paso al frente para movilizarse en tareas de recuperación lejos de casa como lo hacen linieros y especialistas de la Organización Básica Eléctrica y otros muchos voluntarios y altruistas de diferentes sectores y regiones que llegan hasta las zonas y provincias afectadas por las más recientes desastres naturales para devolverles la esperanza, el techo y la iluminación perdida por la fuerza del vendaval.

Por suerte para Cuba, las actitudes de solidaridad y heroísmo continúan vivas en la mayoría del pueblo, a pesar de la enorme guerra psicológica y de los programas de desinformación y afianzamiento de valores consumistas y foráneos reforzados por el gobierno de Estados Unidos y los enemigos de la Revolución contra quienes resisten de pie en esta isla rebelde en medio del Caribe.

Hoy, como siempre lo hizo ¡Cuba salva! y hace hasta lo imposible para que nadie quede desamparado!

Únicamente la unidad, el compromiso con la vida, la hermandad entre compatriotas y la seguridad en la victoria pueden sacarnos de este nuevo atolladero, como sucedió luego del ataque mercenario en Playa Girón, en la Crisis de Octubre, en los brotes más graves del dengue en la década del 80 y ante la amenaza de guerra inminente inspirada por la administración de Ronald Reagan en ese propio periodo.

Saldremos adelante, además, frente a los desmanes naturales y de la política enemiga, con la misma voluntad, inteligencia, sentido de gratitud y resistencia con que lo hicimos en el Periodo Especial, o ante al riesgo letal de la COVID-19.

Martí lo dijo ayer, y pareciera referirse a los egoístas y egocéntricos de hoy: “Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz.

Los egoístas no saben de esa luz, ni reconocen en los demás el fuego que falta en ellos; odian o se burlan de la virtud ajena, porque los descubre en su tibieza y los avergüenza en su comodidad ridícula y divisora”. En los tiempos que ahora mismo viven Cuba y su pueblo, y para salvaguardar el futuro, solo existen dos palabras claves: solidaridad y heroísmo. La solidaridad multiplica el amor y la esperanza, mientras que el egoísmo levanta a los pueblos, y los hunde para siempre en el abismo de la miseria humana.

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Acerca de Pedro Pablo Sáez Herrera

Licenciado en estudios Socioculturales de la Universidad de Camagüey. Diplomado en Periodismo. Labora como periodista en Radio Florida atendiendo sectores como Salud Pública, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, Trabajo y Seguridad Social, entre otros. Contactos: Twitter: @SanPPZeta Facebook: Pedro Pablo Sáez

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