Septiembre, 2024.- Fue el lunes 16 de septiembre de 1895 cuando los diputados de los cinco cuerpos del Ejército Libertador, reunidos desde días antes en la localidad camagüeyana de Jimaguayú donde en 1873 cayó en combate Ignacio Agramonte Loynaz, aprobaron la Constitución de la República en Armas, documento que asume la línea unificadora propugnada por José Martí.
Esa Carta Magna dio carácter institucional a la etapa de la revolución iniciada el 24 de febrero de 1895 y crea un Consejo de Gobierno, del cual Salvador Cisneros Betancourt es el presidente; Bartolomé Masó su vicepresidente; y Carlos Roloff Mialofsky el secretario de guerra, y según las normas jurídicas para el desarrollo de la contienda frente al colonialismo español las operaciones militares serían dirigidas por el General en jefe Máximo Gómez Báez y como segundo en el mando el Lugarteniente General Antonio Maceo, quien le sustituiría en caso de vacante.
La nueva Constitución incluyó en sus postulados del artículo 13: “El tratado de paz con España que ha de tener precisamente por base la Independencia absoluta de la Isla de Cuba”, lo cual cerró las vías a la traición y la claudicación presentes en el Pacto del Zanjón que abortó la guerra de 1868, sin la emancipación y la abolición de la esclavitud.
Con la de Jimaguayú se enriquecía la tradición de proclamar las constituciones mambisas en el campo insurrecto (Guáimaro en 1869 y Baraguá en 1878), como demostración del apego de las fuerzas patrióticas a la legalidad, el orden, la justicia, la igualdad y los derechos de los seres humanos.
La constitución de Jimaguayú recogió las experiencias de la de Guáimaro y las ideas centrales del manifiesto de Montecristi, y marcó progresos en lo que respecta a la organización gubernamental, pues logró el equilibrio necesario entre los factores políticos y militares; su aprobación, sin dudas, marcó un incuestionable paso de avance en el empeño por dotar a la revolución de 1895 de una estructura organizativa que facilitara la consecución de los objetivos estratégicos trazados bajo el signo de la unidad.