Agosto, 2024.- El 26 de agosto de 1907 nace en Santiago de Cuba Eduardo René Chibás y Rivas, relevante político cubano que se destacó en la lucha contra la dictadura de Gerardo Machado y la denuncia de la corrupción imperante en país.
Con 18 años participa en la manifestación del 17 de diciembre de 1925 para exigir la libertad de Julio Antonio Mella. Al ser detenidos por la fuerza pública en el Parque Central se enfrenta a los uniformados gritándoles “¡Una Constitución escrita con la sangre de Maceo y Martí debe ser respetada!”; fue miembro del Directorio Estudiantil Universitario y expulsado de la Universidad por sus actividades contra la prórroga de poderes impuesta por Gerardo Machado.
Después de la caída del dictador tuvo gran influencia en la Comisión Ejecutiva y el Gobierno de los Cien Días; militó durante varios años en Izquierda Revolucionaria; crea la hora radial La Voz de las Antillas, donde con absoluta honestidad defiende los intereses del pueblo cubano y expresa “la reafirmación de nuestra soberanía y libertad pública y económica, que serán las conquistas permanentes sobre las cuales se asentará la nueva República verdaderamente libre, digna y soberana”.
Eduardo R. Chibás fue delegado a la Constituyente y Representante a la Cámara en 1940; ingresó al Partido Auténtico y estuvo entre los más firmes defensores del gobierno del presidente Ramón Grau San Martín, pero desengañado del autenticismo por la inmoralidad pública y la corrupción fundó el Partido Ortodoxo bajo la consigna “Vergüenza contra Dinero”.
Irreductible luchador de masas por el adecentamiento de las costumbres públicas en la Cuba mediatizada sostuvo una polémica pública con el ministro de Educación Aureliano Sánchez Arango, a quien acusó de malversación de los fondos del ministerio, y ante la imposibilidad de presentar las pruebas el 5 de agosto de 1951, durante una transmisión radial, se disparó un tiro de cuya herida murió el día 16.
Su mensaje final expresaba: “¡Pueblo de Cuba, levántate y anda! ¡Pueblo cubano, despierta! ¡Este es mi último aldabonazo!”; su incesante batallar contra los males de la república, su prédica y sus lecciones de dignidad y civismo ganaron fruto en la hornada de jóvenes que, a partir de 1953, reiniciaron las luchas por la verdadera y definitiva independencia de la Patria.