Julio, 2024.- “He dedicado toda mi vida a esta lucha del pueblo sudafricano. He luchado contra la dominación blanca y contra la dominación negra. He alimentado el ideal de una sociedad libre y democrática en la cual todas las personas vivan juntas en armonía y con iguales posibilidades. Es un ideal por el cual puedo vivir. Pero si es necesario, es un ideal por el cual estoy dispuesto a morir”.
Así expresó en el alegato que pronuncia en su defensa ante la Corte Suprema de Pretoria en 1964, Nelson Mandela, revolucionario sudafricano nacido el 18 de julio de 1918 en Cabo Oriental, que recibió el Premio Nobel de la Paz y fue el primer presidente negro de Sudáfrica.
Tras graduarse de abogado en 1942 se incorpora a las filas del Congreso Nacional Africano (CNA), organización que entonces promovía protestas pacíficas contra el régimen segregacionista y la excesiva explotación que sufrían los negros sudafricanos en una sociedad donde eran mayoría.
Tiempo después funda la Liga Juvenil y adquiere notoriedad dentro del CNA con su Campaña de Desobediencia Civil, y en el Congreso de los Pueblos, donde adopta la Carta de la Libertad o declaración de principios en la lucha antiapartheid; por su accionar revolucionario resulta condenado a cadena perpetua, tras 27 años de cárcel fue liberado en 1990.
Gran amigo de la mayor república de Las Antillas, reconoció el papel decisivo de los cubanos en la Guerra de Angola y su victoria sobre Sudáfrica en la batalla de Cuito Cuanavale en 1988, lo que posibilitó la caída del apartheid en el cono sur africano y la democratización del país; Mandela pisó tierra cubana el 25 de julio de 1991 y recibe la Orden José Martí, reconocimiento que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba de manos del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, quien destaca la integridad de su carácter y afirma que Madiba es “uno de los más extraordinarios símbolos de esta era”.

Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1993, y fue elegido democráticamente como presidente de su país, cargo que ocupó de 1994 a 1999, período en que se esfuerza por reconciliar a los sudafricanos y coadyuva al cese de varios conflictos en el continente; lo nombran Padre de la Nación y le entregan innumerables reconocimientos internacionales por su pensamiento profundamente humanista y por impulsar programas sociales que contribuyeron a afianzar la paz racial en Sudáfrica.
Desde el año 2010 la Organización de Naciones Unidas estableció la celebración del 18 de julio como el Día de Nelson Mandela, en reconocimiento a su contribución al fin del régimen del apartheid en su país, la liberación y unidad de África, y por encarnar los valores universales: paz, perdón, humildad, integridad, pasión, respeto y servicio.