Julio, 2024.- Al referirse a una tarea estratégica como la producción de alimentos el General de Ejército y líder de la Revolución, Raúl Castro Ruz, lo advirtió desde hace mucho tiempo cuando dijo: ¡Hay que virarse para la tierra!
En la actual coyuntura económica que presenta el país y frente a los fenómenos modernos que impactan dentro y fuera del sector, este comentarista se atrevería a decir, además, que es preciso también mudarse para la tierra, con las armas del control, el uso de la legalidad, la exigencia del respeto a los convenios con el Estado y la vara para medir el verdadero compromiso con las necesidades del pueblo.
Basta ya de reuniones y debates reiterativos y estériles en salones. Mientras no se respeten y respalden realmente, desde todos los niveles, la fiscalización sistemática sobre la producción agropecuaria, el trabajo de los dirigentes de base y el desempeño de los agricultores en los campos y su compromiso con la comida del pueblo seguiremos dando palos de ciegos en esta importante tarea.
Sería deshonesto si no reconociera que en Florida se dieron pasos de avance en ese camino, pero la burocracia, la escasez de combustibles, el déficit de transportes oficiales, los llamados reunionistas de la provincia y un cúmulo de misiones de máxima prioridad lograron descarrilar el tren de las visitas gubernamentales y políticas a la base agraria, al menos aquellas en las cuales la prensa funcionaba también como observadora y transmisora de imágenes, criterios, lagunas y reconocimientos.
Entonces, ¿cómo saber con mayor certeza dónde y quiénes están sembrando los alimentos que exige Florida? ¿Qué hacen o piensan los vaqueros que durante meses no acopian ni un litro de leche? ¿Cuánta verdad concentran los informes y rendiciones de cuenta en lugares fríos y alejados de la concreta? ¿Cuántos encuentros tienen los intermediarios y revendedores con esos mismos que asumieron el compromiso y la consigna de producir para el pueblo?
Son preguntas que solo caminando las fincas y cooperativas del territorio pudieran tener respuesta certera
El ojo del amo engorda al caballo dice un viejo refrán; en tanto otro, con la misma antigüedad, nos recuerda la importancia de tener confianza en la gente, pero desterrar la fe ciega que puede convertir hermosos números en desvíos de productos, precios estratosféricos, mercados vacíos y platos boca abajo.
Desde que el mundo es mundo vista hace fe; por tanto, como dice el periodista Reinaldo Taladrid: saque cada cual sus propias conclusiones.