Los bombardeos aéreos casi diarios de Israel contra el sur del Líbano, ataques de artillería y con municiones de fósforo blanco —una sustancia tóxica que arde a más de 800 grados centígrados, no se extingue con agua y provoca quemaduras graves y problemas respiratorios—, han convertido la mayor parte del sur de este país árabe en una zona “inhabitable”, informa Financial Times.
Esta “zona muerta” se extiende cinco kilómetros hacia adentro del país árabe a lo largo de la Línea Azul, la frontera trazada por la ONU entre Israel y el Líbano, indica el medio en base al un análisis propio de imágenes satelitales, datos de radar, así como estadísticas gubernamentales y conversaciones con funcionarios locales, trabajadores de la defensa civil y residentes.
“Zona de amortiguamiento”
El intercambio de ataques entre la organización chiita libanesa Hezbolá, que apoya al movimiento palestino Hamás en su lucha contra la ocupación israelí, y las FDI se intensificaron el pasado octubre, cuando Israel empezó su ofensiva en la Granja de Gaza. Y mientras fallan los esfuerzos de diplomáticos para impedir una guerra a gran escala en Oriente Medio, Israel sigue atacando el sur del Líbano donde además de los objetivos militares de Hezbolá destruye o daña gravemente edificios e infraestructura civil, así como tierras de cultivo y bosques.
En los pueblos y ciudades libanesas a lo largo de la frontera sur con Israel casi no quedan residentes, ya que algunos barrios enteros han sido arrasados por los ataques israelíes, señala el medio. Se destaca que estos daños estructurales, la degradación ambiental y los perjuicios económicos han creado en la frontera un corredor de tierra, de cinco kilómetros de ancho, que se asemeja a una “zona de amortiguamiento”, justo lo que Israel busca a establecer en el Líbano.
El conflicto entre Hezbolá y el ejército israealí sigue de momento en fase “latente”, aunque el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, declaró este 23 de junio que el próximo objetivo, tras acabar su operativo en la ciudad gazatí de Rafah, es enfrentarse a Hezbolá en la frontera norte.
Al mismo tiempo, las negociaciones diplomáticas entre las partes enfrentadas siguen estancadas, ya que Israel exige que el movimiento chiita retire sus fuerzas de la frontera, pero este insiste en que no hay acuerdo hasta el alto el fuego en Gaza. Mientras tanto, el intercambio de ataques entre Hezbolá e Israel causaron el desplazamiento forzoso de más de 95.000 personas en el sur del Líbano y de unas 60.000 en el el norte de Israel.
Tomado de Cubadebate