Junio, 2024.- “Con él, se me fue un compañero inseparable de todos los últimos años, de una fidelidad a toda prueba y cuya ausencia siento desde ahora casi como la de un hijo”; así, con sumo dolor, escribió en su diario de campaña el comandante Ernesto Guevara el 26 de junio de 1967, tras enterarse de la muerte de Carlos Coello, el Tuma de la guerrilla boliviana.
Nacido en una finca cercana a Manzanillo el 2 de diciembre de 1940, se había integrado al Ejército Rebelde a fines de 1957, con solo 16 años, y formó parte de la columna invasora que el comandante Ernesto Guevara condujo hasta Las Villas.
De nobleza extraordinaria, Carlos Coello era de carácter alegre y jovial, dicharachero, valiente, disciplinado, trabajador, solidario, honrado, de una fidelidad a toda prueba; como soldado rebelde desarrolló, entre otros valores la solidaridad, el compañerismo, la honradez y la valentía; participó en los combates de Fomento, Cabaiguán, Remedios y en la batalla de Santa Clara.
En marzo de 1959 pasó a formar parte de la escolta del comandante Guevara hasta su caída en combate. Junto al Che recorrió el país en visitas a centros de trabajo y estudio, actos políticos, movilizaciones, y lo acompañaba en los trabajos voluntarios y en viajes al exterior. Su misión y gran orgullo era cuidar la vida del Che.
A partir de abril de 1965 el comandante argentino cubano se instaló al mando de 120 cubanos para apoyar la lucha del Consejo de Liberación del Congo; entre ellos estaban Carlos Coello; fue allí donde adquirió el sobrenombre de Tuma, proveniente de la palabra tumaini, que significa esperanza, con la que empezaron a llamarlo los guerrilleros congoleños.
Al llegar a Bolivia en noviembre de 1968,Tuma participó en todas las actividades del destacamento; se desempeñó como ayudante de cocina, buscó leña y agua, y trasladó armamento, municiones y equipos a pie hasta el campamento central. Tomó parte en la marcha de entrenamiento y exploración, se incorporó a las clases culturales y enfrentó con estoicismo y carácter alegre los sacrificios del guerrillero y cumplió cabalmente su misión principal.
Cuentan sus compañeros que tras su muerte en combate el Che le rindió homenaje estando toda la noche en silencio cerca de su cuerpo; sus restos fueron hallados el 16 de junio de 1996 y trasladados a Cuba junto a los del Che y los del Destacamento de Refuerzo, y recibió del pueblo el merecido tributo de Héroe de la Patria.
