Kinshasa, 19 jun.- La violencia sexual en la República Democrática del Congo (RDC) resulta hoy otro terrible saldo del conflicto armado en el este del país, un riesgo que se incrementa a la par del crecimiento de los desplazados.
Al conmemorarse este 19 de junio el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, la mirada se dirige fundamentalmente hacia mujeres y niñas, que de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) son las principales víctimas.
De acuerdo con la representante especial del Secretario General de la ONU, Pramila Patten, durante el debate abierto del Consejo de Seguridad sobre “Prevención de la violencia sexual relacionada con los conflictos”, en abril de este año, la disponibilidad de armas facilita directamente estos ataques.
“Entre el 70 y el 90 por ciento de los incidentes de violencia sexual relacionados con conflictos implican el uso de un arma, en particular armas de fuego, según las investigaciones de las Naciones Unidas”, afirmó, y agregó que existen niveles sin precedentes de violencia letal utilizada para silenciar a las sobrevivientes.
En los campamentos de desplazados, donde se carece de agua, alimentos y combustible para cocinar, muchas mujeres y niñas resultan blanco de la violencia sexual cuando salen en la procura de su sustento; mientras en las comunidades estos hechos pueden ocurrir de la mano de los grupos rebeldes que atacan a los civiles.
Esta es una de las razones por las cuales resulta tan peligroso el incremento de las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares, una cifra que aumentó en más de 900 mil entre enero y abril solo en las provincias de Ituri, Kivu Norte y Kivu Sur, según el coordinador de operaciones humanitarias en la RDC, Bruno Lemarquis.
En 2023 la ONU registró 733 casos de violencia sexual relacionada con el conflicto en la RDC, una cifra que supera los 701 del año precedente. Sin embargo, solo una pequeña parte de las víctimas denuncian, no solo por miedo a las represalias y el estigma, sino por considerar que nada va a ocurrir a los responsables.
“En el este de la RDC, la amenaza de violación a punta de pistola sigue siendo una horrible realidad cotidiana que ensombrece la vida de mujeres y niñas, impidiendo sus actividades esenciales de subsistencia y sustento”, refirió Patten.
Esto demuestra la necesidad de reforzar las capacidades forenses, las investigaciones y los procesos de rendición de cuentas que garanticen la protección de víctimas y testigos, agregó la representante, y comentó que también hay denuncias de represalias contra defensores de los derechos humanos en la RDC.
En 2024, la ONU quiere aprovechar la fecha para reflexionar acerca de la importancia de proteger a los hospitales en situaciones de guerra y conflictos.
Una muestra de la importancia de estas instituciones dentro del tema la ofreció la propia Patten, quien comentó cómo siete sobrevivientes de una violación por elementos de una milicia armada en la RDC, se quedaron sin tratamiento médico pues la clínica local había sido incendiada y asaltada.
Las mujeres y las niñas se enfrentan a situaciones brutales, mientras que en las zonas en conflicto los grupos rebeldes buscan el control del acceso a los servicios de salud y hospitales.
En ocasiones también resultan víctimas de quienes las deben proteger. En el caso de la RDC, un reporte de la ONU señala que en el 2022 los agentes estatales fueron responsables de 148 casos violencia de esta naturaleza, perpetrados por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional Nacional Congoleña fundamentalmente.
Se trata de un tema de múltiples aristas, donde sin duda alguna el factor más relevante es la guerra, un escenario terrible que abre brechas a otros males.
Tomado de Prensa Latina