Junio, 2024.- El 14 de junio coinciden las fechas de nacimiento de dos hombres que, en momentos claves de la historia cubana, encabezaron columnas invasoras para extender la guerra revolucionaria; pero más que este suceso, igualaron al Mayor General Antonio Maceo Grajales y al Comandante Ernesto Guevara de la Serna, la comunidad de principios, la ejemplaridad con que asumieron el oficio de hombre del que habló Martí.
Maestro en el empleo de la táctica militar y con un ilimitado arrojo, Antonio Maceo nació en 1845 en Santiago de Cuba y llegó a ser Lugarteniente General del Ejército Libertador y, generación tras generación, es identificado como el Titán de Bronce; al no aceptar la paz con indignas condiciones propuesta por el colonialismo español; su Protesta de Baraguá lo hizo símbolo de la intransigencia revolucionaria de los cubanos.
Ernesto Guevara de la Serna nació en el año 1928 en la ciudad argentina de Rosario; conocido en todo el mundo como el Che, el médico especializado en alergia unió su destino al de los cubanos desde que conoció a Fidel en México y se integró al grupo de revolucionarios que llegaron a Cuba en la expedición del yate Granma.
El Che resultó el primero de los ascendidos por Fidel Castro al máximo grado del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, y tras el triunfo de la Revolución brilló como estadista en las más diversas responsabilidades hasta que, con absoluta entrega, ofrendó su vida en Bolivia luchando por la independencia de América Latina para transformarse en la imagen universal del internacionalismo.
Aunque vivieron en ápocas diferentes, en Maceo y Che coinciden, igualmente, el nacimiento en una familia acomodada, la educación recibida en el hogar y la posibilidad de estudiar, además del vínculo con el entorno rural que propiciaron la formación de un carácter y las condiciones físicas.
Visitar distintos países del continente americano facilitó en ambos la formación de un pensamiento anticolonialista e internacionalista; y las vivencias en los campos de batalla les hicieron trascender como verdaderos exponentes de la intransigencia y radicalidad revolucionaria.
