Junio, 2024.- El 11 de junio de 1868 son interpretadas por primera vez en público las notas del Himno Nacional de Cuba, melodía compuesta por Pedro (Perucho) Figueredo en la madrugada del 13 al 14 de agosto de 1867, inmediatamente después de la fundación del Comité Revolucionario de Bayamo, y a instancias de Francisco Maceo Osorio, quien le pidió a Perucho que escribiera La Marsellesa cubana; y por esta razón tituló su obra La Bayamesa.
La obra, interpretada en las fiestas religiosas del Corpus Christie dentro de la iglesia, resultó ejecutada bajo la intensa emoción patriótica de los revolucionarios que salieron detrás de la banda en procesión escuchando aquellos acordes inmortales.
Asistieron a la celebración, junto a los familiares de los conspiradores de Bayamo, entre otros revolucionarios, Perucho Figueredo, Maceo Osorio, Donato Mármol, José Joaquín Palma, Manuel Anastasio Aguilera, Juan Luis Pacheco, Esteban Estrada, Joaquín Acosta y Juan Izaguirre; también, en su calidad de gobernador de la ciudad se encontraba el coronel Julián Udaeta, su Estado Mayor y un pelotón de infantería.
El oficial español comprendió de inmediato que se trataba de un himno guerrero, e hizo llamar a su presencia al maestro Manuel Muñoz Cedeño, el director de la banda e instrumentista de la marcha, quien, cumpliendo instrucciones de Figueredo, explicó que él se había concretado a ejecutar la música que le entregaron para tal ocasión.
Udaeta llamó entonces a Perucho Figueredo y le dijo “Esa no me parece una marcha religiosa, sino marcial”, a lo que el autor del himno inmortal le respondió “Señor Gobernador, no me equivoco al asegurar, como aseguro, que no es usted músico; por lo tanto, nada lo autoriza a usted para decirme que ese es un canto patriota”.
A lo cual el coronel respondió “Dice usted bien, no soy músico, pero tenga la seguridad de que no me engaño. Puede usted retirarse con esa certidumbre”.
Unos días después, el 24 de julio de 1868, vuelve a ejecutarse La Bayamesa durante otra celebración religiosa en que participa el gobernador, quien cuando se rindió ante las fuerzas cubanas el 20 de octubre y, al reconocer la melodía cantada por los bayameses afirmó: “¡No me había engañado! ¡Es una música de guerra!”.
