Por: Eduardo Rodríguez Dávila, Ministro del Transporte de la República de Cuba
Mayo, 2024.- Ángel Eusebio Urgellés Mena es soldador de ferrocarriles hace 55 años. Trabaja en el taller de maquinado de la Unidad Empresarial de Base (UEB) 60 Aniversario, de FerroAzuc, Florida, Camagüey; allí lo mismo recupera partes y piezas rotas de las locomotoras, su especialidad, que sustituye por las de repuesto. Desde 1968 hasta el 2023.
Tiene tantos años Eusebio en el ferrocarril que cuando comenzó a reparar locomotoras en el central estas eran de vapor. “Un poco rústicas, de mucho ruido. Las roturas eran muchas por los cruces, donde es el enfriamiento de agua con el vapor, y entonces van rajando las soldaduras de la tubería”. Eusebio recuerda los padecimientos de esas máquinas añejas como si hubiesen sido pacientes que atendió ayer. “Es la virtud que tiene uno, por lo menos conservo la memoria”.
Fue fundador de la Asociación Nacional de Técnicos Innovadores y Racionalizadores (ANIR), y la historia de su vida no puede ser contada omitiendo eso, y como buen creador, siente orgullo. La llama la época del vanguardismo; 21 años Vanguardia Nacional de la ANIR, y 12 veces vanguardia de su sindicato. Tiene la orden Jesús Menéndez y Lázaro Peña de tercer, segundo, y primer grados. La vida de Eusebio es una vida de trabajo y él atesora sus reconocimientos por eso.
Recuerda con una precisión milagrosa cada una de sus innovaciones. Habla de ejes cromados de centrífugas de azúcar o de los pistones que rellenó con níquel y bronce para la planta de oxígeno medicinal que reparó en la etapa crítica de la pandemia de la COVID-19 y asegura “Hay que recuperar las piezas, porque no hay forma de comprarlas”.
Eusebio cumple 76 años en agosto. “Estoy trabajando, en activo”. Cuando le preguntamos si no es mucho, si no quiere descansar, dice: “Yo quiero por lo menos enseñar a la juventud. Buscar a muchachos jóvenes para enseñarles lo que uno sabe, y que echen pa´ lante, que vayan desarrollándose«.
Hace unos días a Eusebio le pusieron en el pecho una medallita con la bandera de Cuba. Héroe del Trabajo. “Fue muy bonito. Al principio un poco nervioso. Vino la Presidencia. Allí había hasta cocineros, ¿no vieron a la cocinera?, había fundidores, obreros, ingenieros, militares, médicos, héroes del trabajo. El sello me lo puso Díaz-Canel. Me dijo: muchas felicidades. Y yo le respondí: gracias”.
Entre picardía y solemnidad repasa su vida como si 55 años de labor fueran un ratico. Habla de las locomotoras y sus reparaciones con la indulgencia y el afecto de un doctor por sus pacientes. Eusebio es un hombre simple, con una historia al pie de los ferrocarriles y el empeño de hacerlos trabajar hasta que ya no den más. Como él.