Florida, 3 abr.- Por la carta de despedida del Che Guevara conocimos sobre la casa de María Antonia, esa cubana que emigró a México a principios de la década del 50 del pasado siglo XX y se convirtió en la anfitriona de los jóvenes que, junto a Fidel Castro marcharon a la nación azteca con el sueño de ser libres o mártires en 1956.
Un hermano de la cubana conoce y ayuda a Ñico López y Calixto García, luego les presenta a María Antonia González Rodríguez, y desde entonces su hogar sería la vivienda de los moncadistas exiliados en México, y es allí donde Fidel conocería al médico argentino Ernesto Guevara, quien tras horas de diálogo se enroló en la futura expedición para derrocar a la tiranía batistiana.
Durante los preparativos de la expedición del Granma, María Antonia mantuvo su colaboración con los revolucionarios cubanos, junto a ellos fue detenida y para evadir la persecución de agentes corruptos del Servicio Secreto mexicano, vendidos a Batista, cambió de domicilio en más de una ocasión.
Luego del primero de enero de 1959, María Antonia mantuvo su lealtad a Fidel y a la Revolución cubana hasta que muere el 3 de abril de 1987.
