Florida, 25 feb.- Nacido en La Habana el 20 de noviembre de 1788, Félix Varela Morales trascendió en la historia patria como filósofo, pedagogo y el más notable exponente de las ideas independentistas en la primera mitad del siglo XIX cubano, pues desplegó una intensa actividad intelectual, favorable al cambio y a la transformación de la conciencia social.
Sacerdote, escritor y maestro en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, utilizó los métodos pedagógicos más adelantados de la época, aplicó el método de la filosofía ecléctica, preparó el primer laboratorio de Física y Química que tuvo el país, introdujo la experimentación en el estudio de las ciencias y organizó las tertulias literarias donde compartió con sus alumnos los temas de cultura, ideología, ciencia, y Patria, sin dudas, sus materias preferidas.
En enero de 1821 el Padre Varela inaugura en el Seminario de San Carlos, lo que resultó ser la primera Cátedra de Derecho de América Latina, a la que reconoció como “la fuente de las Virtudes Cívicas y la base del gran edificio de nuestra felicidad”, donde diserta sobre la legalidad, la responsabilidad civil y el freno del poder absoluto, y cultiva en sus educandos la semilla de la liberación y la dignidad humana.
Además de su labor docente, Félix Varela realizó otras actividades para el fomento de la cultura cubana, pues fundó la primera Sociedad Filarmónica de La Habana, ingresó y trabajó en la Sociedad Económica de Amigos del País, escribió obras de teatro que se presentan en escenarios habaneros, y redactó libros de textos para estudiantes de Filosofía.
El Padre Varela formó en las aulas a los mejores hombres de la primera mitad del siglo XIX y como diputado a las Cortes de Cádiz en 1821, defendió el derecho a la autonomía de los territorios americanos, propuso la abolición de la esclavitud en Cuba y la modernización de la enseñanza, y fue condenado a muerte por sus ideas de avanzadas.
Se estableció en Estados Unidos, donde se vio obligado a vivir el resto de sus días y publicó el periódico independentista El Habanero, con circulación clandestina en La Habana, abrió varias escuelas para niños y desplegó una amplia labor religiosa hasta su muerte, acaecida el 25 de febrero de 1853.
