Florida, 22 feb.- El 22 de febrero de 1877 y mientras cumplía la misión de recaudar fondos y conciliar diferencias entre los emigrados cubanos, murió en Nueva York, pobre, con los zapatos rotos, sufriendo numerosas penurias Francisco Vicente Aguilera y Tamayo, el hombre que poseía la mayor fortuna de aquellos hacendados que en 1868 fueron al combate para liberar a Cuba del colonialismo español.
Fue el jefe del primer Comité Revolucionario Cubano, con sede en Bayamo, y fue también de los primeros en secundar el alzamiento de La Demajagua liderado por Carlos Manuel de Céspedes, alcanzó el grado de Mayor General y desempeñó primero el cargo de Secretario de Guerra, y luego el de vicepresidente de la República en Armas.
Francisco Vicente Aguilera y Tamayo, a quien José Martí denominó “el millonario heroico, el caballero intachable, y Padre de la República” se convirtió en un misionero por la independencia de Cuba, y de Estados Unidos viajó a Europa, donde tampoco logró recaudar los fondos necesarios para armar una expedición y contribuir al desarrollo de la lucha armada.
El período vivido en la emigración contribuyó a radicalizar su visión sobre los Estados Unidos, por ello ante algunos cubanos que soñaban con la ayuda de este país para el logro de la independencia nacional sentenció “Ayudarán a Cuba cuando Cuba se haya ayudado a sí misma. Esperar más que eso es una vaga ilusión”