Florida, 19 feb.- El 19 de febrero del año 2000 y como parte de la épica batalla librada por el retorno del niño Elián González Brotons a su familia y a su Patria, en la gloriosa arboleda de Baraguá, en Santiago de Cuba, e inspirado en el ejemplo intransigente de Antonio Maceo, el pueblo cubano juró una vez más resistir y vencer en el enfrentamiento al imperialismo, enemigo jurado de los pueblos, no ya el del campo de las armas, sino el de las ideas.
Evocando la viril protesta protagonizada por el Titán de Bronce y sus seguidores, el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, leyó el documento que denunciaba las burdas manipulaciones divulgadas por varios órganos de la prensa norteamericana, referidos al cansancio del pueblo cubano y al agotamiento de las fuerzas ante la monstruosa injusticia que se cometía contra el niño y sus familiares.
“¡Qué mal conocen a nuestro pueblo!”, reflexionaba el Comandante en jefe, y tras rememorar la Operación Peter Pan que en los primeros años de la Revolución provocó el traslado a Estados Unidos de 14 mil niños cubanos con el apoyo de sus propios padres, aseguró que “En la lucha por la devolución de ese niño están en juego muchos valores y principios, que son irrenunciables”.
En el Juramento de Baraguá, además del vil y repugnante secuestro del niño Elián González por la mafia anticubana radicada en Miami, Fidel denuncia la guerra económica, vigencia de la Ley de Ajuste Cubano, los planes de subversión, el diversionismo ideológico, los sabotajes y demás actos de desestabilización interna; las leyes como la Helms-Burton, Torricelli y numerosas enmiendas para intensificar el bloqueo, a fin de aplastar por hambre y enfermedad a nuestro pueblo.
La Tribuna abierta de la Revolución de ese 19 de abril se realizó en el mismo lugar donde en 1878, Antonio Maceo alzó su voz para reafirmar su desacuerdo con el pacto del zanjón y su disposición de continuar la lucha armada por la independencia, en ese paraje histórico Fidel aseguró que “Nuestra lucha adoptará mil formas y estilos diferentes. Las masas estarán siempre listas; la transmisión del mensaje será permanente, las fuerzas y energías continuarán acumulándose y ahorrándose para cada minuto necesario o decisivo”, y en digna respuesta millones de cubanos firmamos el Juramento.