La Habana, 24 ene.- El pianista Aaron Goldberg, considerado hoy como uno de los más prominentes en su instrumento, reconoce la valía del intercambio cultural y los puentes musicales entre Estados Unidos y Cuba «para aprender y explorar juntos nuestro lenguaje común».
- Por: Danay Galletti Hernandez
Originario de Boston, el virtuoso es uno de los invitados internacionales a la 39 edición del Festival Jazz Plaza, con un concierto realizado este martes en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional junto a los músicos locales Jorge Reyes (contrabajista) y Oliver Valdés (percusionista).
En declaraciones a Prensa Latina Goldberg —colaborador frecuente de Joshua Redman, Wynton Marsalis, Kurt Rosenwinkel y Guillermo Klein— recordó su presentación en 2023 en compañía del pianista de la nación caribeña Dayramir González.
«Especialmente en el jazz, los artistas de ambos países aprendimos unos de otros, por tanto, tenemos que proteger y ampliar esta conexión. Me divertí muchísimo el año pasado, era la segunda vez que venía a la isla. La primera fue en 2006», expresó.
En esa oportunidad conoció al trompetista Yasek Manzano y tocó con él en la Zorra y el Cuervo y descubrió que, además de la música folclórica o la clásica, el jazz tiene en la isla mucha fuerza.
La presentación incluyó «un poco de todo», temas de Goldberg, arreglos de la música del país norteño y de ritmos afrocaribeños, y canciones de Pablo Milanés y Thelonious Monk.
La idea de incorporar esas reconocidas composiciones permitió, a su juicio, improvisación, descubrimiento y aventura sobre el escenario. Antes de venir a la mayor de las Antillas, ya Aaron conocía de la maestría de jazzistas cubanos como Chucho Valdés o Gonzalo Rubalcaba. Sin embargo, «no había percibido con mis propios ojos la calidad de la educación musical pública, en conservatorios como Amadeo Roldán, la Escuela Nacional de Arte y la Universidad de las Artes».
Durante sus visitas a esos centros de enseñanza descubrió jóvenes con talento, disciplina y deseos de aprender diversidad de corrientes, incluso, sueña con que su país «pueda imitar o aprender del sistema en términos de educación musical, pues aquí todo el mundo toca un instrumento, baila y disfruta de ese arte».
Para el pianista, resulta significativo compartir su experiencia y perspectiva con músicos jóvenes en cualquier territorio del mundo, «siento una responsabilidad con las próximas generaciones».
Goldberg sintió devoción por el jazz en la escuela secundaria mientras permanecía en la Academia Milton de Boston; por entonces, el bajista y educador Bob Sinicrope le presentó ese género y, a los 16 años, comenzó a estudiar con el saxofonista Jerry Bergonzi.
«Para mí el jazz fue un descubrimiento muy grande y nunca imaginé que fuera luego el protagonista de mi carrera. Me enamoré de esta tradición porque mediante la improvisación tengo más posibilidad de expresarme, exponer mis emociones y crear algo nuevo», afirmó.
Por tanto, Aaron—graduado además de la Universidad de Harvard y miembro fundador del famoso Jazz Ahead de Carter durante sus años universitarios— disfruta y aprovecha sus viajes por el orbe y gracias a la defensa de ese estilo ha tenido la posibilidad de ser «un ciudadano del mundo». Durante la década de 1990, el músico estadounidense integró bandas lideradas por íconos como Al Foster, Freddie Hubbard, Nicholas Payton, Stefon Harris, Tom Harrell y Gregory Tardy.
Es, además, miembro del cuerpo docente de la Nueva Escuela de Jazz y Música Contemporánea y de la Universidad William Paterson y en 2019 recibió un Doctorado Honorario en Música de la Universidad de las Artes de Helsinki, el reconocimiento más alto que otorga ese centro de altos estudios.
Tomado de Prensa Latina